Una tarde de sol de
1927, la brisa acariciaba los árboles de la antigua Hacienda de Cárdenas, allá
en San Luis Potosí. La tranquilidad del lugar se interrumpió con el estruendoso
paso del ferrocarril, que no hacía muchos años había transportado a las
primeras huestes revolucionarias por todo el altiplano.
Aquel bullicio despertó
de su sueño a la pequeña Marina, una niña fina y delicada, como muñequita que
balbuceaba una canción y ese canto, por la gracia del Cielo, aún se escucha.
La niñez de Marina Herrera
Aragón estuvo envuelta por la educación sentimental que la radio ofreció a una
sociedad mexicana llena de contrastes que buscaba alegrar sus días al ritmo de
boleros, tangos, fox-trots, valses, canciones campiranas o danzones. Las carpas
fijas o itinerantes seguían manteniéndose como la primera fuente de
entretenimiento para la mayor parte de la población.
En 1939, la carpa del
actor cómico Eusebio Torres mejor conocido por su nombre artístico de Don
Catarino –que andaba de gira por Tampico-, lanzó un concurso de aficionados. Nuestra
homenajeada decidió participar cantando el tango de mayor popularidad en ese
momento. Me refiero a Besos brujos de Alfredo Malerba y Rodolfo Sciammarella. La calidez del aplauso brindado por el
público que la consagró como triunfadora del concurso, la llevó a integrarse de
inmediato al elenco de la prestigiada compañía y a firmar su primer contrato.
Poco tiempo después se integró a la empresa de Paco Miller y de Jorge Maulmer (esposo de María Victoria quien en
ese entonces era conocida como La Toya Rodríguez). Por cierto, en ese tiempo todavía
era anunciada como Marina Herrera.
¿Cómo surgió su nombre artístico? Al caminar por las calles de Tampico, el
señor Maulmer se detuvo enfrente del aparador de una tienda para niños llamada
“Marilú” y decidió que ese sería el nombre artístico de la joven interprete. Y lo de ¿La
muñequita que canta? Bueno, eso vendría en 1943 durante una de sus
presentaciones en el afamado club nocturno Waikikí. Una noche, antes de que
diera inicio su actuación, el maestro de ceremonias Rafael Águila presentó a
una bailarina también muy joven como: “La princesita que baila”, llegado el
turno de nuestra estrella, el locutor la anunció así: “Con ustedes Marilú… La muñequita que canta”.
Su vida artística ha sido muy intensa desde la década de 1940,
alternando sus presentaciones en carpas tan reconocidas como Ofelia y Colonial.
En los teatros se presentó en el Lírico, el Follies Bergeré, el Arbeu, el Ideal o en el Tívoli, amén de estudiar
teatro clásico y participar en obras de carácter serio, realizó presentaciones en centros nocturnos
como El Patio, el Terraza Chantilly, en el Waikikí o en el Restaurant-Bar 1900.
Su voz viajó por diversas emisoras radiofónicas como XEW, XEB, XEX y XEQ. El sello Peerless registró
sus primeros números musicales con la obra de compositores como Alfredo Núñez
de Borbón, Daniel Zarabozo o Miguel Ángel Valladares; para la marca VIK grabó
un disco-homenaje tan solo 10 días después de la muerte del siempre recordado
Gonzalo Curiel. En la pantalla de plata
la presencia de Marilú quedó plasmada en las cintas La liga de las canciones (1941),
Los hijos de Don Venancio (1944), Los
nietos de Don Venancio (1945), El
Barchante Neguib (1945), Dos tenorios
de barrio (1948), Ahí viene Vidal
Tenorio (1948) Los hijos de nadie
(1952), Martes 13 (1952), La cobarde (1952) y La sombra blanca (1963).
Marilú tiene la enorme satisfacción de haber participado en el programa
inaugural de la primera estación de televisión en nuestro país y de toda Hispanoamérica:
Me refiero a XHTV Canal
4. Aquel elenco artístico estuvo integrado por la orquesta de Adolfo
Girón, por el conjunto Tierra Blanca y las actuaciones de Rosita Fornés y Manuel
Medel, entre muchos otros.
Uno de los programas que cimentaron la radio comercial en nuestro país
fue sin duda “El Cancionero Picot”: Las simpatías generadas por sus personajes de aspecto campirano y muy
mexicano tanto en los cancioneros impresos como en la radio, dieron un salto a la televisión
con el programa “Chema y Juana”en 1952, se llamó para personificarlos a Marilú y a Rodolfo Sánchez Marín quien
ya lo interpretaba en radio.
En televisión podemos
recordar sus participaciones en: “El estudio de Pedro Vargas”, en “Joyas
Líricas”, en “Nostalgia” y más recientemente en ”Boleros y un poco más”, entre muchos
otros.
Marilú
no ha cesado de estar en los escenarios o de ser invitada a entrevistas en
programas de radio o televisión y recibir las muestras de cariño sincero del
público. Tan solo hace poco más de dos meses participó en el Festival Mundial
del Bolero celebrado en el Teatro de la Ciudad recibiendo una cálida ovación.
Tuve la oportunidad
de conocer personalmente a Marilú en
una de sus presentaciones en el Teatro Blanquita. En aquella ocasión, en
compañía de Los Jaibos, Fernando Fernández y Alejandro Algara y bajo la
dirección artística del maestro Tito Enríquez, Los románticos del siglo, nos deleitaron con un abanico de bellas
piezas de los más afamados compositores de la llamada época de oro de la
canción.
Al escucharla cantar,
Marilú recreó el ambiente con ese
especial modo de melancolía que es la nostalgia.
Por cierto, en
aquella ocasión pude intercambiar con ella algunas palabras en su camerino
antes de iniciar la última función de aquella formidable velada musical.
Siempre amable y con una sencillez encomiable, aquella mujer de quienes mis
mayores decían que en verdad era una muñequita, me hizo el honor de regalarme
un cassete con sus más recientes grabaciones. También me dedicó un disco de
larga duración que compilaba sus primeras grabaciones el cual guardo como un
recuerdo inmarcesible.
Me corresponde hoy,
en reciprocidad a ese gesto de bondad, escribirle estas líneas en las que
intenté de algún modo expresarle la admiración que al igual que yo, muchísimas
personas tenemos sobre su brillante carrera. Aquella ocasión que la conocí en
el Blanquita, ella me atendió por simple generosidad. En estas líneas yo la
elogio por un deber de justicia.
Mi
pobre corazón, de la película Los hijos de don Venancio (1944), una bella composición de la mancuerna
formada por Manuel Esperón y Ernesto Cortázar.
De
corazón a corazón, de la película El barchante Neguib (1945), esta inolvidable composición de Gabriel Ruiz
con letra de Ricardo López Méndez.
Hi
Lili, Hi Lo, tema central de la recordada cinta Lili
de los estudios MGM, su versión al
español estuvo a cargo del maestro Vicente Garrido en 1953.
De
quién es tu corazón, un grato fox trot compuesto por José de Jesús Morales
en 1954.
Noche
de luna, composición de Gonzalo Curiel que dio nombre a su disco de
larga duración VIK en 1958.
Dime,
composición de Gonzalo Curiel, reedición
de las grabaciones de 1958 ahora bajo el
sello de RCA Camden en 1977.
La
noche en que nació el Champagne, del musical Gigi de
1958. En la versión al español de la banda sonora participaron: Manolo Fábregas,
André Toffel, Rosa María López Negrete y Marilú a quien le tocó interpretar a
la “trompudita” Leslie Caron.
Ansiedad,
un hermoso bolero compuesto por Atilio Bruni y letra del siempre recordado Ernesto Cortázar. Tal
vez recuerden la inolvidable versión con la se popularizó en México en 1946 por Hugo del Carril. La interpretación
de Marilú es simplemente magnífica.
Fumando
espero, antiquísimo tango compuesto en 1922 por Juan Viladomat Masanas y Félix Garzo.
Nocturnal,
composición de José Sabre Marroquín y José Mójica en una versión en vivo
realizada en 1984 en la que el propio maestro Sabre Marroquín la acompaña al piano.
No
puedo ser feliz, bella composición de Adolfo
Guzmán una grabación de 1995 con el
acompañamiento de Tito Enríquez.
Mi
amor por ti, inmortal composición de Miguel Pous con el acompañamiento de Tito
Enríquez en 1995.
Saludos. Mi abuela quiere volver a escuchar la versión original de Consentida con Marilú, pero no la encuentro en ningún lado. ¿Sería posible que por favor me enviaran la canción a mi correo tlaquitillo@yahoo.com.mx? Estaré infinitamente agradecido.
ResponderEliminarEn un LP de "Documental" dice que se grabó en 1952 con la orquesta de Jaime López.
EliminarRecordará tu abuelita con qué orquesta se grabó?
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