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En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

martes, 2 de agosto de 2011

LA TROVA YUCATECA...POESÍA Y CANTARES DEL MAYAB


Los orígenes de la trova yucateca se remontan a la segunda mitad del siglo XVII. El aislamiento geográfico de la península del resto de la Colonia, favoreció que Yucatán creara sus propias y peculiares tradiciones musicales, impregnados del singular sabor de las formas y ritmos preferidos por los cancioneros cubanos que traían en sus repertorios en forma de danzones, guarachas, guajiras y rumbas.

Los poetas líricos de la península adaptaron los ritmos habaneros a las formas melódicas propias de Yucatán, vestidas finamente con encajes llenos de mayismos que mágicamente logran cautivar al escucha para transportarlo a través de un ambiente romántico por excelencia. Los trovadores Cirilo Baqueiro, Fermín Pastrana, Guty Cárdenas y Domingo Casanova son representativos de este estilo que proliferó con notable éxito hasta el primer tercio del siglo XX. En su libro La canción popular en Yucatán, el musicólogo Gerónimo Baqueiro Fóster describió así a la ciudad blanca “Bella como la imagen del recuerdo, patria de la canción nostálgica y dulce… donde las canciones se producían como las flores y los frutos”.


Durante la segunda década del cambalachero siglo XX, la difusión del bolero y del bambuco colombiano, marcaría el nuevo rumbo que seguiría la canción yucateca. En este periodo, Ricardo Palmerín y Pepe Domínguez escribirían las obras más populares del género: Peregrina (1923) (compuesta a petición de Felipe Carrillo Puerto para halagar a su esposa, la periodista Alma Reed), El rosal enfermo (1924), Las golondrinas (1925), y Semejanzas (1929).


Un lugar especial en la música proveniente del Mayab lo ocupa el siempre recordado Guty Cárdenas. Además de ser un estupendo trovador, legó al romancero popular mexicano recordadas páginas como Flor, con versos de Juan Antonio Pérez Bonalde y D. Córdova; Para olvidarte a ti, con letra de Ermilo Padrón; Yucaltepén y Caminante del Mayab, con letra de Antonio Mediz Bolio. A fines de 1927 la marca Huici de Eduardo C. Baptista –quien pocos años después fundaría el sello Peerless- registró sus primeras grabaciones. Por cierto, de entre todas ellas, quizá la más bella y representativa de su fugaz carrera corresponde a Nunca con letra del vate Ricardo López Méndez y escrita a ritmo de clave, fue estrenada por el Trío Garnica Ascencio en el concurso La feria de la canción obteniendo el segundo lugar en aquél legendario año.


Hace más de 50 años, una nueva generación de noveles compositores, refrescaron la canción peninsular. Así, los nombres de Pastor Cervera, Enrique Navarro, Luis Demetrio, Armando Manzanero y Sergio Esquivel, se han encargado de marcar el rumbo de la trova yucateca respetando siempre la limpieza y notable armonía entre sus letras y melodías. Creemos que lo han logrado a pesar del avasallador paso de las influencias comercializadoras propias de esta época.

Hojeando las páginas del tiempo y a manera de colofón utilizaremos lo que alguna vez se leyó en El Universal Ilustrado sobre las canciones yucatecas: En las noches de provincia, blancas de luna, en las claras noches tropicales, las canciones vuelan como abejas de oro en las ventanas y balcones de las mujeres meridianas…Los trovadores dicen sus serenatas, y “reviven el encanto de la villa colonial”. Canciones yucatecas, canciones de amor y de dolor, de tristeza y de muerte. La guitarra se queja, su alma pasional, solloza, junto a la reja de la novia…y los trovadores viven el romance, viven la leyenda, mientras las ánforas de madera sollozan su pena y dice su queja sedante y lánguida el alma pasional de la guitarra.


*Foto: Una integrante del trío Garnica Ascencio, Pepe Domínguez, Guty Cárdenas y Ricardo Palmerín.

Nos complace ofrecerles algunas grabaciones -históricas muchas de ellas- que seguramente amigos, ustedes sabrán apreciar.

El rosal enfermo, bambuco con música de Ricardo Palmerín y letra de Lázaro Sánchez Pinto grabado por Alcides Briseño y Jorge Añez en 1924.


Ella, se cuenta que la musa inspiradora fue la actriz Virginia Fábregas y que el propio Domingo Casanova en una serenta le declaró su amor, a lo que ella respondió “Dispénseme, joven, yo no le corresponderé a usted ni a nadie. Nací para artista y artista me he de morir. Olvídeme, sin odios y sin llanto”. Como bien lo señala Yolanda Moreno Rivas en su Histora de la Música Popular Mexicana, el maestro Gerónimo Baqueiro Fóster encontró en un libro de poesías de amor dominicanas que el Pequeño nocturno de Osvaldo Bazil en la primera y última estrofa coincidian con la letra que Casanova afirmaba haber escrito. Les presentamos una grabación de 1925 con Santiago Manzanero (padre de Armando) y Ramón Peraza, una joya histórica.



Flor, este bolero yucateco fue el acercamiento -siendo todavía una niña- de nuestra madre con la obra de Guty Cárdenas, desde entonces el llamado Ruiseñor yucateco ha formado parte de nuestra memoria musical. Les presentamos con el propio Guty y el acompañamiento de la orquesta de Guillermo Posadas esta grabación de 1928.


Pájaro azul, esta criolla-bolero de la inspiración de Domínguez y Díaz Massa la presentamos con el propio Pepe Domínguez y el tenor Felipe Castillo Vega en un registro sonoro de 1929.



Peregrina, de Ricardo Palmerín y Luis Rosado Vega en una grabación realizada en la década de los 60’s por el trío Los Montejo.




A que negar, de Guty Cárdenas y Federico Gamboa Jr en la inolvidable versión de Lupe y Raúl realizada en los años sesenta.



Beso asesino, de Pepe Domínguez en la interpretación del trovador y poeta yucateco Juan Acereto, en una grabación de mediados de los años sesenta.



Un rayito de sol, de la inspiracipión de Guty Cárdenas y Padrón López, aquí una de sus mejores interpretaciones en la voz del cantante y también locutor yucateco Rubén Zepeda Novelo, una grabación de finales de los años sesenta.



Desdén, de Licho Buenfil y Ermilo A. Padrón en la versión de uno de los compositores yucatecos más exitosos desde los años setenta, nos referimos a Sergio Esquivel.



Granito de sal, de Pepe Domínguez y Carlos Duarte en una versión de los años setenta realizada por la Rodalla Yucateca.



Nunca, la siempre grata composición de Guty Cárdenas y Ricardo López Méndez en la agradable versión de la reconicida Orquesta Típica de Yucaltepén realizada en los años ochenta.