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En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

martes, 10 de junio de 2014

REBECA… LA VOZ DE TERCIOPELO


Hace muchos años, al terminar la Revolución, la ciudad de México inició el proceso de su transformación hacia la modernidad. Bajo el amparo del nacionalismo, el paisaje rural cedía lentamente su espacio al ambiente urbano que día a día se matizaba con aromas y colores cosmopolitas. 

La Ciudad de los Palacios en la década de 1920 era un terreno fértil para los contrastes. Ahí convivían los vestigios célebres del pasado prehispánico que se dejaban asomar entre los imponentes edificios coloniales. También, a la par de las lujosas colonias y avenidas porfiristas decoradas al estilo francés, brotaban en sus extremos las calles y barrios de gran tradición que albergaban a las clases populares, todavía humeantes de pólvora.

Precisamente, en el tradicional barrio de Peralvillo, un 26 de abril de 1925, nació Rebeca… La voz de terciopelo.  Fue la quinta hija de Juana Cosío de Alba y Franco y de Enrique Silva. Con sus 7 hermanos (Evangelina, Olivia, Enriqueta, Trinidad, Enrique, Guadalupe y de su gemela Sarita), a pesar de la precaria condición económica de la familia, Rebeca vivió una infancia feliz  La pequeña Rebeca Silva Cosío aprendió el sentido de la responsabilidad entre los múltiples mesones que abundan en la zona llenos de sus caudales humanos muy ligados al comercio. Lamentablemente, las cosas para Rebeca y su familia se complicaron cuando falleció su padre. 

Ella contaba apenas con 11 años de edad. Al cumplir los 16, contrajo matrimonio con Agustín Chavero, con quien procreó a sus primeros hijos: Laura Isabel y Salvio Agustín. Sin embargo los celos enfermizos de Agustín y su mal trato indujeron a Rebeca a escapar ayudada por unos tíos de Agustín, rumbo a la ciudad de Monterrey.

Desde muy niña, Rebeca mostró una notable inclinación por el canto y la música. Gracias a la invitación de sus maestras en la escuela primaria, podía lucir sus dotes artísticas en los festivales escolares. Su voz, desde entonces, cubría el ambiente con una caricia suave y tierna, como de terciopelo (en ocasiones, acompañada de su hermana Enriqueta, amenizaba las fiestas escolares. Por cierto, a este singular dueto se le presentaba como Las Guarecitas, que en purépecha significa “niña”).



Durante su estadía en  Monterrey, logró presentarse en la radiodifusora XEFO que se ubicaba a la vuelta de la Fuente de Sodas Boom Boom, donde ella trabajaba como mesera.  En aquellas memorables audiciones se ganó el titulo de: Rebeca, la voz de Monterrey.


Con el tiempo, Rebeca decidió regresar a la ciudad de México junto a su madre y hermanos. Gracias a la recomendación de su hermana Olivia, consiguió emplearse en el Restaurante del Hotel Reforma.

En el ocaso de la década de 1950 asistió con unos amigos al Bar La Fuente. Ahí, como aficionada deleitó a los bohemios y artistas que frecuentaban el lugar con una maravillosa interpretación de la canción Señora tentación, del genial compositor Agustín Lara. Gracias a esa afortunada presentación, de inmediato fue contratada para cantar en los más prestigiados centros nocturnos de la época.


Rebeca se convirtió así en la última intérprete oficial del inolvidable músico poeta. Junto a Agustín Lara realizó exitosas presentaciones en el afamado Capri que se ubicaba en la planta baja del Hotel Regis. El sismo de 1985 terminó con aquel edificio de 8 pisos de altura construido en los estilos art nouveau y art decó, que no sólo recibió a lo más selecto de la sociedad mexicana e internacional de aquellos años, sino también un pedazo de la historia misma de la capital azteca.



En 1959 grabó para la RCA Victor su primer Lp: “Señora tentación”, material en el que incluyó 12 selecciones de la autoría de Agustín Lara. Gracias a su magnífica dicción y estilo, Rebeca logró consagrarse como una extraordinaria interprete de la canción romántica y además, obtuvo su primer disco de oro con su recordada versión del bolero Escarcha. La discografía de esta excepcional cantante comprende 9 discos de larga duración para el sello Victor: Señora tentación, Rebeca y su compositores predilectos, Canciones de Agustín Lara, Enamorada, Canciones inolvidables, Estrella solitaria… Canciones de Agustín Lara y Nacida para amar; El Disco de Oro de Rebeca (grabado en vivo) y en Discos Orfeón, durante la década de 1970 realizó un disco en el que regrabó algunos de sus éxitos más destacados de su primera etapa como cantante.


En su voz, las nuevas generaciones tuvieron la oportunidad de escuchar las más bellas páginas del cancionero larista y hoy, a la distancia, esas grabaciones llegan a nuestros oídos para recrear el repertorio de lo entrañable.


 Las noches se iluminaban con las luces de las marquesinas de los teatros, centros nocturnos y bares que le daban un toque de alegría y fiesta a la gran ciudad. Y con su voz de terciopelo, Rebeca acariciaba los corazones de los que se amaban. La Roca (instalada en el Hotel Insurgentes) y La Ronda (ubicada en pleno corazón de la Zona Rosa), fueron testigos fieles de aquella inolvidable época de bohemia que despedía, acompañada con los acordes de Chalo Cervera, El pianista de las estrellas, una época inolvidable de la canción popular en México.



En 1985, Rebeca trasladó su residencia a Guadalajara, Jal. En la hermosa Perla de occidente, se escucharon por última vez los maravillosos matices de su voz evocadora de la época de oro de la canción romántica en México.
  
La voz de Rebeca se apagó un 7 de mayo de 2002. Su última voluntad fue descansar cerca de Agustín Lara, su amado maestro… Allá en Veracruz, en la playa solitaria, donde puede verse una casita blanca que parece de marfil…

Desde entonces, de vez en cuando nos parece escuchar a la distancia, la dulce voz de una caricia aterciopelada que canta en versos de cristal una serenata de amor… El viento y la brisa del mar llevarán en el ambiente las notas lanzadas como serpentinas por un elegante piano a las musas que se alejan como los cisnes que en la tarde visten su carro triunfal…

Y en cada caricia convertida en recuerdo, por capricho divino, el cielo se pinta de azul, con ese azul que tienes tú…

Con gratitud,

Tus hijos Laura Isabel, Salvio Agustín, Oscar, Juan Manuel y Rebeca Eugenia.


La selección que a continuación les presentamos son composiciones de nuestro  Flaco de Oro Agustín Lara,  salvo en donde se indica otro compositor. Todas las grabaciones son para la marca RCA Victor  excepto Hastío que corresponde al  sello Orfeón, fueron realizadas entre 1959 y 1970.

  
Señora tentación, compuesta en 1931.


Escarcha, compuesta en 1935.


Azul, compuesta en 1933.


Te vi pasar, compuesta en 1940.


Cocha nácar, compuesta en 1933.


El Cisne, compuesta en 1935.


Anoche te sentí, compuesta en 1948.


Hastío, compuesta en 1933.


Amar y vivir,  composición de Consuelito Velázquez en 1944.


La cita,  composición de Gabriel Ruiz en 1944.



Nieve, composición de Miguel Prado y Bernardo Sancriostóbal  en 1954.


Casita blanca, compuesta en 1963.