BIENVENIDOS


En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

viernes, 7 de noviembre de 2014

FERNANDO FERNÁNDEZ... EL INOLVIDABLE “CROONER DE MÉXICO”



La vida me dio la oportunidad de estrechar la mano de uno de los artistas más admirados y respetados en el terreno de la canción romántica iberoamericana. Lo conocí y aprendí a valorar su arte a través de las históricas grabaciones que dejó para la RCA Victor y que mis padres continuamente tocaban en casa. Pero sólo al escuchar su voz en un escenario, comprendí lo que FERNANDO FERNÁNDEZ representa para la música popular.

El momento de mi encuentro con El Crooner de México estará marcado para siempre en mi corazón y en mi memoria, así como la dedicatoria que escribió para mí en un disco compacto que es uno de los tesoros más preciados de mi modesta colección... 



Era el mes de octubre y estábamos en El Blanquita en la última presentación de Los Románticos del Siglo: Marilú, Los Jaibos, Alejandro Algara y FERNANDO FERNÁNDEZ (quien cerró con broche de oro el programa)... Y por increíble que parezca, con sus 83 años a cuestas, su voz y su incomparable dicción eran la de siempre. Sin saber cómo, me transporté al México de los cuarentas; en cada interpretación (acompañado al piano por el maestro Tito Enríquez) se reflejaban imágenes de un pasado que ya no volverá: Sus inicios en la XET de Monterrey, su paso por XEB “La B grande de México” cuando creó a Lolito al lado de Paco Treviño, hasta su llegada a la XEW y su definitiva consagración en “La voz de la América Latina desde México”. 



Platiqué apenas unos momentos con este gran señor de la canción romántica de México. En su rostro se podía adivinar un dejo de nostalgia al revivir pasajes de sus recordadas películas (filmó 67) al lado de Meche Barba, Marga López, Miroslava, Silvia Pinal y Joaquín Pardavé; sin que pudiera omitir un breve comentario sobre sus apoteósicas presentaciones en centro nocturno y en añejos programas de televisión como Nostalgia (que conducía el desaparecido Jorge Saldaña), La bella época, al lado de Monna Bell y Antonio Badú y –ya muy de nuestro tiempo- Boleros y un poco más por Canal 11.


Recuerdo que en aquella presentación de FERNANDO FERNÁNDEZ una viejecita que estaba a mi lado iba acompañada de su nieto. En cada canción, la gentil mujer suspiraba y tarareaba la letra, parecía que en cada aplauso evocaba algún momento de su vida hasta que, sin darse cuenta, tuvo que secarse una lágrima que asomó en sus ojos cansados... 

En la voz de FERNANDO FERNÁNDEZ, se recordarán siempre las canciones más románticas de los compositores de la llamada Época de Oro... Y es que en cada una de las interpretaciones de El Crooner de México, esas páginas del pasado musical de México adquirieron matices extraordinarios.



FERNANDO FERNÁNDEZ incursionó con éxito en la dirección de películas (en 1958 dirigió El fistol del diablo, y en la que destacaron las actuaciones estelares de Roberto Cañedo y Dagoberto Rodríguez). También, fue un inspirado compositor. De su autoría son las canciones “Aunque tú no me quieras” y la entrañable “Muchachita”, que engalanó musicalmente el maestro Mario Ruiz Armengol. Por cierto, “Muchachita” fue compuesta en una época en la que el matrimonio del afamado pianista se resquebrajaba y su pequeña hija Patricia (quien es la inspiradora) tendría que marcharse con su madre… Recuerdo que en la vieja Casita blanca de Agustín Lara en Boca del Río, Ver., había un piano que perteneció a Ruiz Armengol y que lucía una plaquita con la siguiente inscripción: Muchachita, primorosa, mi existir y mi amor eres tú.






Jamás me hubiera imaginado que al poco tiempo de ese encuentro maravilloso, el 24 de noviembre de 1999 un paro cardíaco apagaría la voz de este incomparable vocalista para encumbrarlo en la eternidad.

A principios de la década de 1960, participó en el doblaje al español de 101 dálmatas (La noche de las narices frías), del genial Walt Disney. Prestó su voz a Roger y realizó la interpretación de la canción Cruella de Vil.

Su trayectoria artística constituye un ejemplo digno de perseverancia y dedicación hacia las nuevas generaciones. Por fortuna, sus discos (realizó más de 600 grabaciones) y sus películas siguen vigentes en el gusto popular... Y así será para siempre porque su arte está MAS ALLÁ DE LA MÚSICA.       


Los dejamos con los siguientes registros fonográficos fijados en los sellos RCA Victor, Musart y Orfeón entre 1941 y los primeros años de los 60’s.

Me acuerdo de ti,  de la inspiración de Gonzalo Curiel.


Duerme, de la  mancuerna Miguel Prado y  Gabriel Luna de la Fuente.


Un corazón, de la inspiración de Carlos Crespo. Es el tipo de bolero que la daría mayor fama en su carrera.

  
Viva el amor, festiva composición de Gabriel Ruiz.


Demasiado jóvenes,  del cancionero popular nortemaricano esta composición de Sidney Lippman y Sylvia Dee.


Estrellita del sur, interpretó con bastante éxito este popular vals peruano de F. Coronel Rueda.


Que me duras corazón,  su paso por la canción campirana en esta grabación junto a su esposa la también entrañable Lupita Palomera.


Hoja seca, composición del Dr. Roque Carbajo.


La noche de anoche, composición de René Touzet en la línea del bolero feeling.  


Aunque tú no me quieras,  composición del maestro Mario Ruiz Armengol con letra de Fernando Fernández, un notable ejemplo  de  bolero moderno.




jueves, 9 de octubre de 2014

XEB...LA B GRANDE DE MÉXICO


La B es una linda viejecita  que el pasado mes celebró  91 años de andar por los caminos del espacio. Es, definitivamente, la estación vigente más longeva de nuestra  señorial  Ciudad de México (inició sus operaciones el 14 de septiembre de 1923).

Algunas voces del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) aseguran  que es la emisora más antigua de México y Latinoamérica. De ser así, su relevancia histórica dentro y fuera de nuestro país sería mucho más trascendental.  

La Estación del Buen Tono, S.A.

La cigarrera El Buen Tono, S.A. se fundó a finales del siglo XIX y fue de las pocas empresas que continuaron su bonanza después del porfiriato. Su dueño -de origen francés-, el respetable Ernesto Pugibet conocía muy bien su negocio; su estancia en Cuba le permitió absorber todos los secretos de la producción y comercialización de tabacos que hacían de esta industria una de las más productivas en la bella isla; invertía en tecnología de punta  y sus productos se distribuían en diferentes sectores de la población de acuerdo a su capacidad compra. La relación con sus empleados era estrecha y de buen trato. A pesar de la muerte de su fundador (acaecida en 1915), El Buen Tono, S.A. logró mantenerse estable y financieramente sólida durante las siguientes décadas hasta que, en 1961, se fusionó por una empresa de mayores dimensiones.

La estrategia de publicidad de El Buen Tono S.A., fue audaz y permanente. Contaba con un departamento de imprenta que implementó una estrategia mercadotécnica que le permitió consolidarse en el gusto popular a través de historietas con muy buena aceptación. Para 1923, la empresa dio un paso gigantesco al utilizar la incipiente radio como medio de venta para sus productos,  convirtiéndola muy probablemente en la primera emisora con vocación comercial en nuestro país y no sólo eso, también en gran promotora de este nuevo medio de comunicación, pues gracias a ella, se regalaron un gran número de radio receptores a cambio de cajetillas de sus cigarros Elegantes número 12.



De la CYB a la XEB “La B grande de México”

La radio en los alegres veintes del siglo pasado vivió en México su época experimental. La  CYB nacida en las festividades patrias de 1923 transmitía martes, jueves y sábados durante una hora o poco más por las noches. La programación musical que permeaba era sobre música clásica o semi-clásica (el repertorio de lo popular  tenía poca cabida en aquellos primeros años). Para 1929, cuando México recibe la designación internacional de las siglas XE para sus emisoras de radio, surge la XEB con 1000 watts de potencia en los 665 kilociclos y como identificación el sonido del cu-cu. Por cierto, en aquella primavera de la radio comercial en México, tan sólo había 19 emisoras autorizadas y se estima que eran apenas 26,000 radio receptores los que había en todo el país.



Con la llegada de 1930, inició el período de la profesionalización de la radio comercial y con él, su época de oro, la cual abarcó de 1935 a 1945.

Para 1933, la XEB se convierte en la estación más potente del cuadrante al contar con 10,000 watts de potencia desde los 1030 kilociclos. Para mediados de esa década, la “W” responde aumentando varias veces su potencia dejando muy atrás a sus competidores pues llegó a transmitir con 250,000 watts (la potencia más alta autorizada por el gobierno).


Los dueños de ambas emisoras sabían que necesitaban dinero para hacer más dinero, por lo que  la Estación del Buen Tono invirtió fuertes cantidades para ampliar sus instalaciones y estudios (recordemos que estuvieron en la calle de El Buen Tono N° 6 y en Av. Madero N° 20). La limitada potencia de la XEB frente a la llamada Catedral de la radio en México, la mantenía en el segundo puesto. Por ello, sus directivos se dieron a la tarea de contratar un elenco formidable, el cual, es justo apuntar, se mantuvo fiel a la emisora por varios años: en los radioteatros tenía a la cabeza a Pura Córdova y Abraham Galán con su cuadro actoral “Eugenia Torres”; como orquestas destacaban Ernesto “El Pelón” Riestra, la orquesta “doble” de Roy Carter y la orquesta de Rafael de Paz; entre sus cancioneros más representativos se recuerdan con agrado las voces de Margarita Romero, Wello Rivas, Miguelito Valdés, Maruca Pérez, Carlitos de Nava, Néstor Mesta Chaires, Jaime Nolla Reyes, Los Hermanos Martínez Gil, Josefina “La Chacha” Aguilar, Alfonso Ortiz Tirado, Vicente Bergmann, David Lama, Ray y Laurita y Pedro Infante; Rafael Hernández “El Jibarito”, Jorge del Moral y Miguel Prado estrenaron sus más grandes éxitos en la frecuencia radiada de la XEB; en sus programas cómicos, Joaquín Pardavé, Arturo Manrique “El Panzón Panseco”, Cantinflas, Angel Garaza y Daniel “El Chino” Herrera, hacían las delicias del respetable. En cuanto a locutores, podemos mencionar que contó en su elenco estelar  con Enrique W. Curtis, Jorge Marrón (El Dr. IQ), Edmundo García, Joaquín Gamboa, Humberto G. Tamayo, Adrián Fournier y entre los cronistas deportivos destacaron las voces de Julio Sotelo Agustín  González “Escopeta” y Óscar “El Rápido” Esquivel. Por cierto, el éxito de la estación y su consolidación en el gusto popular en aquella primera etapa, se debió en gran medida a la atinada dirección artística que en aquellos años estuvo a cargo de Alfonso Esparza Oteo, José J. Reynoso y Julián Morán, entre otros.




Tanto la XEB como Radio Mil (que apareció en escena en 1942), con una cartera muy gorda de billetes trataron de mantener una programación competitiva frente a las estaciones importantes de la familia Azcárraga, que además ya tenían la delantera en lo relativo a cadenas radiofónicas. Se estima que en 1945 había un millón quinientos mil radio receptores en el país y que la programación era 80% musical y el resto se distribuía en noticieros, radionovelas y deportes principalmente,  pero la pelea ya no estaba por el primer lugar, cuya preferencia  estaba casi diez veces por encima de la “B”, sino por el segundo lugar que ya era ocupado por  XEQ a mediados de los cuarentas. Esta década fue muy difícil para la XEB. Aunque había anunciado transmitir con 100,000 watts de potencia, debido en gran parte a la Segunda Guerra Mundial, escasearon los suministros técnicos. A pesar de esta circunstancia, logró mantener su señal pero con mucho menor potencia. Sin embargo, los tiempos más crudos no se hicieron esperar: corrió el rumor de que sería adquirida por una empresa americana. No fue así, pero el elenco estelar que antes les mencionamos, pasó a integrarse más temprano que tarde a las filas de sus principales competidores. Y por increíble que parezca, la propia XEB sería absorbida por el emporio Azcárraga durante los años cincuenta.



Entre los programas memorables en la B Grande de México se pueden citar el primer programa patrocinado por la Sal de Uvas Picot en la radio mexicana,  que llevó por nombre "Canciones Picot" y posteriormente fue conocido como todos lo recuerdan "El cancionero Picot"; también, se destaca "La Hora de los Aficionados", que sin lugar a dudas fue uno de los conceptos radiofónicos más exitosos  de la radio (tenían concursos semestrales y la final la transmitía desde  El Palacio Chino). Otro de los inolvidables programas de esta emisora fue  "Té para dos", con la participación estelar de la orquesta de  Ernesto "el Pelón" Riestra, el cual podía escucharse en punto de las 17:00 (esta emisión por cierto, rompió el número de  telefonemas recibidos en la “B”).  Con la conducción de Joaquín Pardavé, sus "Pardaverías"  se convirtieron en un deleite para los radioescuchas: en "México ríe", patrocinado por la Lotería Nacional, Margarita Romero, Laurita Rey, Miguel Valdés, Ángel Garaza, la orquesta de Rafael de Paz y Pedro Infante, se encargaron de llenar de alegrías las noches de los radioescuchas.  Otros  de sus programas estelares eran "Claro de luna" dedicados a la poesía, "Alma de México" y "El Club de la Alegría", sin olvidar todos sus programas deportivos (la B tuvo en exclusiva las transmisiones del fútbol por varios años). Y en épocas más recientes, “Tardes románticas XEB” bajo la conducción de Jorge Kellog. Por cierto, el programa más longevo y desde luego emblemático en esta frecuencia es Serenata XEB vigente desde la década de los sesentas.



Al igual que el grueso de las estaciones comerciales, en la década de 1960, la XEB orientó su programación  en la difusión de música comercial grabada (boleros, tropicales, rancheras y baladas) y en la transmisión de eventos deportivos.

En 1983 el gobierno federal creó el Instituto Mexicano de la Radio y desde entonces, La B grande de México funciona como la estación piloto de este importante complejo radiofónico.

No obstante los múltiples cambios que ha experimentado la XEB bajo la administración del gobierno federal y del IMER, gracias a la atinada dirección artística de los reconocidos investigadores musicales Jesús Flores y Escalante (Q.E.P.D.) y Pablo Dueñas, en su etapa actual, el acervo cultural y artístico de la época dorada de la radio en México tiene garantizado un espacio para el deleite de su vastísimo auditorio.

Y gracias a este generoso esfuerzo por regresarle a la radio su responsabilidad social y cultural, hoy más que nunca debemos reconocer que la “B” es como siempre “La B grande de México”.





Les presentamos diversos audios con los que trataremos de ilustrar los primeros años de tan entrañable emisora.

Cortesana,  composición del músico poeta Agustín Lara en 1931,  el Dr. Alfonso Ortiz Tirado supo aprovechar la XEBT (onda corta de la estación del Buen Tono) para llegar a otras latitudes, lo que le valió el distintivo de “Embajador lírico de la canción mexicana”, una de sus interpretaciones más gustadas en Argentina fue justamente ésta.


Siboney, composición de Ernesto Lecuona en 1927, cabe mencionar que el maestro Lecuona cuando se presentó en la radio mexicana en 1933 lo hizo por XEB, de ese periodo esta grabación realizada por el trío Alma mexicana,  al piano el propio autor.  


Cuando tú me quieras, de la inspiración de Juan S. Garrido, este fox trot grabado en 1935 por Vicente Bergmann acompañado por la orquesta de Roy Carter, tema de la película “La familia Dressel”.


Flores, pregón de la inspiración de Rafael Hernández, disfrutemos de la voz de Margarita Romero en  esta grabación de 1937, un bello recuerdo de El Buen Tono ¿no lo creen?


Cuando vuelva a tu lado,  composición de la inolvidable María Grever, en voz de uno de los cantantes que mejor interpretó su obra, nos referimos a Néstor Mesta Chaires “El gitano de México”, muy popular durante gran parte de los años 30 ‘s y 40’s.


Mañana, el popular vals de la compositora  Victoria  Eugenia en voz del todavía muy joven Pedro Infante realizada en 1943, habían quedado en el olvido los días en que hizo su audición en la B y solo atinó silbar la melodía.


Mocosita, de los tangos inmortales creados por  Contursi, en la B tanto la menudita Maruca Pérez y Carlos de Nava eran sus exponentes para el  tango desde principios de los años 30’s y durante la siguiente década.   



La última noche, composición de Bobby Collazo, esta grabación de 1947 nos recuerda las populares  actuaciones del trío Janitzio en esta emisora.


Té para dos,  la gratísima composición de Youmans sirvió como rúbrica para el programa del mismo nombre con el que  Ernesto “el Pelón” Riestra  debutó en la B en 1932. Esta grabación fue realizada a mediados de los años cincuenta.


Corazón urbano, uno de los programas que más nos gustaba en  la programación de XEB,  era conducido por Jesús Flores y Escalante (QEPD) y Pablo Dueñas, justamente el último programa sirvió de homenaje a don Jesús quien falleció el 26 de octubre de 2012.


Hemos realizado el siguiente video para nuestro canal de youtube, esperamos disfruten de este recuerdo sonoro.

jueves, 11 de septiembre de 2014

TROVADOR NACÍ…MIGUEL MEDINA FLORES




El legendario trovador mexicano Miguel Medina Flores, nació en la ciudad de Monterrey un 17 de mayo 1926. En compañía de sus 12 hermanos, le gustaba caminar por las tranquilas calles de la regia ciudad de las montañas o bañarse en los veneros de las aguas termales de Topo Chico. Muchas veces, mientras entonaba alguna canción, el pequeño Miguel imaginaba que su voz podía conquistar la cima del Cerro de la Silla.

Monterrey inició en la década de 1930 un vertiginoso proceso de transformación industrial. La aparición de fábricas atrajo a familias trabajadoras, provenientes de ciudades vecinas de Nuevo León y después de otras entidades como San Luis Potosí y Coahuila. El ambiente urbano que prevalecía en la época, propició el desarrollo de la vida nocturna y el establecimiento de múltiples centros de diversión. En 1939 Miguel Medina Flores se integró a un conjunto tropical llamado El Son Maní, cuyo cantante era el bolerista Enrique García, popularmente conocido como el KING.


En 1940 Miguel formó parte del elenco del Circo Veas Modelo con un nuevo trío llamado Los Compadres  junto a Alfonso Estrada y Piedad Altamirano, con quienes realizó una exitosa gira por el norte de la República mexicana.

Al concluir su participación en el Circo, Miguel decidió probar suerte en el Distrito Federal. De esta manera, en los primeros años de la década de 1940, formó parte de diferentes agrupaciones y trabajó destacadamente en varios centros nocturnos como La Lechuza (se ubicaba en las calles de Bolívar y Juan A. Mateos) y El Zombie (que presentaba como estelar al cantante cubano Yeyo). En esta época se destaca su participación con Los Camperos, organización que dirigía el compositor Severiano Briseño y en la que compartió créditos con los hermanos Antonio y Roberto Cantoral y Chucho Gutiérrez.

En 1945, el versátil Miguel reagrupó al trío Los Compadres. En esta ocasión, además de contar con su inseparable compañero Alfonso Estrada, incluyó al popular “Chinaco” Arreguín, fundador de Los Camperos. Por cierto, el trío de Los Compadres acompañó durante cinco años a Pedro Infante en diversas giras que realizó por Estados Unidos, Cuba y Centroamérica.

La Época de Oro de los Tríos en México no podría contarse sin Miguel Medina Flores y El Trío Avileño. Su leyenda se forjó allá por 1951, cuando Los Compadres viajaron a Mérida, Yuc., para participar en la inauguración de una radiodifusora local. Al terminar el evento, el dueño de la estación los invitó a cenar y gracias a la causalidad, mientras deparaban en la mesa de un restaurante, Miguel conoció al cantante cubano Fernando Estenoz, integrante en aquel entonces del Trío Martino.

Los Compadres regresaron a la capital azteca para continuar sus presentaciones en el centro nocturno Tullerías.  Una noche, al terminar su actuación, Fernando Estenoz visitó a Miguel para comentarle que sus compañeros de trío habían decidido regresar a Cuba y que él trabajaba  con un grupo tropical.

El locutor Jaime Manrique les propuso organizar un  nuevo trío. Miguel invitó a su hermano Antonio Medina (ex integrante de Los Romanceros) y así, a sugerencia de Fernando Estenoz, oriundo de Ciego de Ávila, surgió El Trío Avileño.



Las primeras grabaciones del Trío Avileño se dan a la par de sus recordadas participaciones en la XEQ. Aquellos registros sonoros quedaron registrados en el sello COLUMBIA. Su primer disco (grabado a finales de 1951) incluyó los temas Billetera de Luis Marquetti  y  Esto sí que está gracioso del cubano Antonio Fernández. Al año siguiente grabaron para Discos MUSART la canción Tu recuerdo  y yo de José Alfredo Jiménez y el bolero Yo no sé que siento aquí del compositor yucateco Luis Demetrio. (Para este sello grabaron Que le quiten el tapón, Nuestra separación, Qué cosa tú tienes, Pequeñeces, Dolor de muelas y la primera versión de Adiós Lucrecia en cuya grabación interviene la Marimba Nandayapa).


Posteriormente, ya como artistas exclusivos de Discos Columbia, registraron sus principales éxitos, de corte divertido y tropical: La engañadora, Yo no como pollo, Cha cha chá Chabela, Señor Juez y muchas más. La popularidad del Trío Avileño a mediados de la década de 1950 es indiscutible: además de realizar 17 programas de radio en una semana, recibieron en 1954 el premio Grand Prix otorgado por la Academia Charles Gross de Francia  y un reconocimiento especial de la XEW por haber logrado participar en La voz de la América Latina desde México de manera destacada.




En 1954, en la línea festiva y jocosa de sus interpretaciones, grabaron una guaracha en honor al pelotero veracruzano Beto Ávila, figura indiscutible del béisbol de las Grandes Ligas. En este año, gracias al éxito de su versión a Me lo dijo Adela, El Trío Avileño obtuvo el Disco de Oro (entre 1951 y 1960 realizaron aproximadamente 380 grabaciones, todo un suceso en la historia musical del género).




Ya como solista, Miguel Medina grabó un disco LP para el sello Cisne. En este material de colección, incluyó boleros, guarachas y montunos tales como Una aventura, Tú no mereces perdón, Pobre Adán, Preciosa, así como dos composiciones de su inspiración: Baila Miguel y El Rey ha muerto (dedicada a Benny Moré).

En el ocaso de 1963 formó con sus hermanos Oscar y Antonio el Trío Los Medina, quienes acompañados por el Conjunto de Chucho Rodríguez, permanecieron por espacio de dos años en el elenco estelar de Discos Dimsa.

En la segunda mitad de la década de 1960, Miguel Medina Flores participó en diversas agrupaciones musicales, entre las que se destacan Los Chinacos y Los Medina (ya como cuarteto, gracias a la incorporación de su hermano Enrique).




Pocos conocen la otra faceta de Miguel Medina que es la de compositor. Entre sus creaciones musicales destacan Dos lagrimas brotaron que alcanzó popularidad en la voz de Álvaro Zermeño; Haz lo que quieras, grabada por el cantante Rubén Reyes; Martha Alicia, llevada al acetato por El Trío Avileño y que dedicó a su hija;   y Linda Guajira, grabada por el Conjunto Batachá, Tony Camargo y Pepe Arévalo.

Quizá su canción más conocida es Baila Miguel, que alcanzó la cima de la popularidad con Tony Camargo en 1956 y que también grabaron Arturo NúñezLa Sonora Maracaibo y Emilio Domínguez.

A partir de 1973, después de la desintegración de Los Medina, Miguel  siguió su carrera como solista, pasando por algunas etapas muy efímeras con tríos y duetos, como el Trío Cantarrecio (Moisés Esteves y José Luis Corona).


Los años han pasado. Las ciudades que recorrió el trovador acompañado de sus amigos y sus canciones también han cambiado. Ahora, la inspiración se viste de recuerdos... El generoso Miguel, como en los viejos tiempos, cada miércoles ameniza la charla y el café al lado de sus amigos... Sus amenas historias sobre la vida cotidiana y artística del viejo México, son el pretexto perfecto para no olvidar aquel tiempo de trova y de bohemia... 

La tarde se aleja y el espacio -después de escuchar a nuestro amigo Miguel Medina Flores-, se impregna con el aroma de la añoranza. El trovador se aleja pero nos comparte su recuerdo... Su ayer.


Luis Jaime Chapa Elizondo


Les ofrecemos las siguientes grabaciones deseando con toda sinceridad que las disfruten.

Billetera, primera grabación del Trío Avileño a finales de 1951 para la marca Columbia, composición de Luis Marquetti.


Porfiado corazón, de Luis Marquetti esta grabación de 1952.


Yo no como pollo,  composición de Otilio Portal grabada en 1952.


Casilda, composición de Oswaldo Farres esta grabación de 1952.


Tú recuerdo y yo, compuesta por José Alfredo Jiménez,  primera grabación del Trío Avileño en 1953 para el sello Musart.


Pequeñeces, composición de Bobby Capó grabada en 1953.


Nocturnando, grabada en 1955 esta composición de Pablo Cairo.


Un amor que no fue amor,  grabada en 1957 esta composición de Odilia Moreno.


Qué cosas tienes tú, grabación de 1959.


El rey ha muerto, en voz de su autor Miguel Medina esta grabación de 1963 dedicada a Beny Moré.


La miel de la luna, grabación de 1963 en voz de nuestro homenajeado.


Baila Miguel mí son, en voz del propio  autor Miguel Medina en 1963.


El reloj de pastora, de Arsenio Rodríguez esta grabación del Cuarteto Los Medina a mediados de los 60’s.


El manisero, eterna composición de Moisés Simmons, grabación del Cuarteto Los Medina a mediados de los 60’s.


lunes, 28 de julio de 2014

LAS QUE LLEGARON AL HIT PARADE




Esa especie de poligamia que vivieron las industrias del disco,  la radio, el cine, la televisión y  la prensa permitieron que en la primera  mitad del siglo XX las canciones populares tuvieran un arraigo casi inmediato en el público masivo, para su segura difusión fue necesario que entrara al aro otro invitado: las agencias de publicidad, pues a manera de estuche de regalo presentaban al consumidor  inolvidables desfiles de éxitos. En repuesta el respetable se encargaría de decidir -cómo hasta hoy-  si serían efímeros o perdurables, claro está, no sin antes recibir una buena dosis de bombardeo cuyos resultados serían registrados por sistemas de medición  cada vez más sofisticados.

Desde tiempos inmemorables la melodía es lo que permite que podamos tararear o silbar las tonadas de moda, la única forma conocida que se tenía para medir  su popularidad y su respectivo beneficio económico eran las partituras musicales. El reconocido musicólogo mexicano Vicente T. Mendoza investigó varios corridos en el siglo XVIII con esta peculiaridad y así, para el siglo XIX el negocio de las hojas con música fue creciendo gracias a la influencia del fonógrafo y el gramófono como los medios para registrar los sonidos. Desde aquellos legendarios años, la industria del disco diseñó variados esquemas para despejar una incógnita que garantizara su éxito.  ¿Qué es lo que escuchan las mayorías?




En las postrimerías del siglo XIX se popularizaron tanto danzas,  habaneras, corridos, polkas o valses como: Las golondrinas, La paloma, Adiós mamá Carlota,  Las bicicletas o  Sobre las olas. Grandes personalidades como José María Villasana o José Guadalupe Posada por mencionar solamente a algunos, ilustraban magistralmente las partituras musicales de compositores como Juventino Rosas, Manuel M. Ponce o Miguel Lerdo de Tejada, estafeta que pasarían en el siglo XX a personajes igual de prominentes como Andrés Audiffred o Ernesto “El Chango” García Cabral, ahora serían obras de autores como María Grever, Agustín Lara o Gonzalo Curiel. En los Estados Unidos por la misma época serían dibujadas  por Walt Disney o Charles Shulz. Las partituras musicales dejaron de ser la espina dorsal del negocio de la industria de las canciones y cedieron el primer lugar a las editoras y sociedades que se erigieron para salvaguardar los intereses económicos de sus creadores.






El 20 de abril de 1935  surge en el Town Hall de la Gran Manzana el programa radiofónico El Hit Parade (Your Hit Parade), en muy poco tiempo se convirtió en la emisión con mayor audiencia en la Unión Americana y su éxito fue tal que al paso de los años rebasó sus fronteras y su señal  sabatina llegó a muchos países- incluido México- en grabaciones especiales. En una ocasión anterior les comentamos que el magnífico y siempre bien recordado locutor Ken Smith transmitía su programa La hora americana por las siglas XEBZ en el lejano 1935  seleccionando los temas en boga de aquel país.





En una época las agencias de publicidad pudieron precisar casi quirúrgicamente qué canciones tenían mayor repercusión en el gusto popular, durante una semana, un mes o un año, los horarios más convenientes de programar y qué perfil de locutor sería el más adecuado para radio o televisión.



Fue durante la década de los años 50’s del siglo XX que el locutor de XEW y editor de la revista Selecciones Musicales Roberto Ayala, instituyó en México el Disco de Oro (al igual que lo hacían los Estados Unidos)  que otorgaba lógicamente su revista a lo más granado de los intérpretes, compositores y canciones con mayor difusión en nuestro país, repercutiendo en contratos, giras, entrevistas, reportajes y grabaciones. Desde aquellos años se creó la buena costumbre de publicar diversos cancioneros, los cuales abordaremos en una entrega posterior.



Las radiodifusores en México que integraban en su barra programática música popular proveniente de nuestro vecino del norte, como Radio 590, Radio 6.20, Radio Mil, Radio 660, Radio Capital o Radio Éxitos, adoptaron el esquema  marcado por el tío Sam de programar con el Top 40 de sus listas de popularidad, garantizando así el éxito de sus emisiones.



Muchos son los programas de radio o televisión que seguramente usted recuerda en distintos momentos y décadas de su vida, uno que motivó el nombre de la  entrada de hoy era difundido por la estación del gallito, nuestra entrañable XENK Radio 6.20 desde la década de los 60’s (en 1959 fue la última emisión de El Hit Parade en los Estados Unidos ya como versión televisiva) y fue deliciosa hasta que se extinguió de su señal.




Les presentamos la siguiente selección musical, distintas épocas en la música popular.

Las bicicletas, exitosa polka de 1896 con la que su autor Salvador Morlet celebraría el arribo de este vehículo a nuestra capital a finales del siglo XIX. Sin duda, nos viene a la memoria el inolvidable personaje Don Susanito Peñafiel y Somellera que al presentarse solía decir: para servir a Dios, a don Porfirio y a usted. La versión es la de la Orquesta Típica de la Ciudad de México realizada en 1956 para la RCA Victor, incluida en el magnífico disco Lp Paseo en la Alameda.


Dardanella, un Fox-Trot de Felix Bernard y Johnny S. Black compuesto en 1919, de inmediato se popularizó en la Unión Americana vendiendo cinco millones de copias. En México también logró gran aceptación, una de las emisoras que la mantuvo en su programación varias décadas fue Radio 6.20. Les ofrecemos una versión de 1920 con  Harry Raderman’s Jazz Orchestra para la marca Edison.


Vereda tropical, bolero compuesto en 1936 por Gonzalo Curiel y estrenado en la película Hombres de mar del mismo año, alcanzó tal fama en voz de Lupita Palomera que incluso -dice una leyenda- hubo anuncios laborales para las trabajadoras domésticas que al concluir de detallar las actividades que desempeñarían remataban con: “y que no canten Vereda tropical”. Seguramente la canción del maestro Curiel más popular en México y  el mundo.


Over the rainbow, balada compuesta en 1939  por Harold Arlen y Yip Harburg, interpretada por Judy Garland en la película El Mago de Oz de aquel año. Merecedora del premio Oscar como mejor canción, aunque los productores de dicha cinta no confiaban en la canción intentando eliminarla varias veces de la versión final del filme. Sin duda, la carta de presentación de Judy Garland por siempre.


Yo sé por qué y tú también, la  era de Swing dejó una estela interminable de buenas canciones, ésta composición de H. Warren y M. Gordon lo demuestra, su éxito se debe a la versión de Glen Miller y a su agrupación vocal  Los Modernistas, fue incluida en la banda sonora de la película de 1942 conocida en  México como Las  viudas del jazz.


Anna (el negro zumbón), baion de la película italiana Anna de 1951, protagonizada por la bella Silvana Mangano (en México le decían Mangazo) de ese ritmo brasileño quizá este número es el que más popularidad tuvo en el mundo, de la inspiración de Franceso Giordano y Roman Vatro. La versión que se escucha en la cinta y grabada en 78 rpm para la marca MGM tiene en el crédito a Mangano aunque la voz que se escucha es de la cantante Flo Sandon’s.


Obsesión, composición de Pedro Flores que alcanzaría éxito mayúsculo desde la década de los cuarentas. Una de sus grabaciones más exclusivas fue la que realizaron a dúo Pedro Vargas y Benny Moré  con el acompañamiento de la Banda Gigante en 1954 para el sello RCA Victor.  José Emilio Pacheco citaría este bolero en su magnífico libro “Las Batallas en el Desierto”.


Sinceridad, bolero compuesto por Rafael Gastón Pérez, en 1954  Lucho Gatica y el acompañamiento de Los Peregrinos quizá realizaron su mejor versión, se publicó en México bajo el sello Musart.

  
  
Quiero tu amor, composición de  Charles Trenet  de 1942,  desde entonces, ha acumulado muchas versiones en todo el orbe. Nuestra versión instrumental favorita es la que André Kostelanetz llevó al disco en 1963 para el sello CBS.


La Bikina, composición de  Rubén Fuentes en 1969, pieza fundamental en el repertorio de lo entrañable, su popularidad fue tal que en Francia quisieron adueñarse de los derechos, situación que obviamente perdieron legalmente. La magnífica versión del Mariachi Vargas de Tecalitlán (al cual Rubén Fuentes transformó en los 50’s con arreglos más estilizados) para el sello RCA Victor enriquece toda discoteca.