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En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

miércoles, 21 de octubre de 2015

TOÑA LA NEGRA... LA SENSACIÓN JAROCHA



Cariñosamente se le conoció con este nombre a la que quizá haya sido la mejor cancionera mexicana: María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez. Arrullada por palmeras borrachas de sol tímidamente iluminadas por la luna de plata, Toña vio las primeras luces de la vida en el Puerto de Veracruz, en el popular barrio de la Huaca, el 17 de octubre de 1917. Su voz, como la noche tropical, lánguida y sensual, se apagó en la ciudad de México el 16 de diciembre de 1982.

Siendo apenas una niña, gustaba de cantar con gran propiedad en reuniones familiares, fiestas y concursos. Al iniciar la década de los años treinta del siglo XX, TOÑA LA NEGRA viajó a la ciudad de México para probar fortuna. Acompañada de su esposo y de su sobrino (el también popular Negro Peregrino), se dio a la tarea de buscar a un compositor que por aquellos años empezaba a gozar de reconocida fama: Agustín Lara.


Sobre el afortunado encuentro, Lara comentó: “En 1932 conocí una cantante desconocida; abrir ella la boca y abrirla yo también, pasmado, fue todo uno. Cuando la oí cantar en una fiesta privada me levanté de un salto... Pero, ¿de dónde ha salido usted? le pregunté, intrigado por su voz maravillosa... Nadie, soy nadie, señor Lara –me contestó-. Mis amigos me dicen Toña La Negra y soy de Veracruz. Quedé tan impresionado con ella que la invité a comer al día siguiente. Una nueva musa había llegado a mi vida. Para Toña La Negra escribí mi canción Lamento Jarocho”. Así fue como la caprichosa vida unió a dos pilares indiscutibles de la canción popular. Actuaron juntos en una revista musical que se presentó en el Teatro Esperanza Iris. Ahí Toña estrenó “Lamento jarocho” el 31 de diciembre de ese 1932 y fue tanto el éxito que tuvo con la canción que tuvo que interpretarla siete veces más (los cronistas de la puesta en escena, refieren que el espectáculo que estaba programado únicamente para esa fecha, se repitió 24 veces en los siguientes días). Gracias al éxito de La Sensación Jarocha, sus familiares (músicos líricos en su mayoría), siguiendo el vaivén de la clave azul, se integraron al Son de Marabú que en aquella época era la orquesta oficial de la Compañía de Revistas Toledo.


¿Cómo surgió el nombre artístico  de TOÑA LA NEGRA? En una entrevista que  le realizó la periodista Cristina Pacheco el 22 octubre de1980, Toña le contó lo siguiente de su llegada a la capital del país: “Recuerdo que llegamos el 16 de julio (ella, su esposo y su primer hijo de 40 días de nacido), día de la Virgen del Carmen. Tuve tanta suerte que para el 16 de diciembre, día de la primera posada, debuté en El Retiro, un cabaret magnifico que estaba en las calles de Oaxaca, frente al Toreo. Allí me conoció y me oyó Emilio Azcárraga. Entre él y Enrique Contel me pusieron TOÑA LA NEGRA. Antes se me conocía únicamente como “la Peregrino”.




La calidad interpretativa y el estilo inconfundible de TOÑA LA NEGRA, llamaron la atención de don Emilio Azcárraga Vidaurreta, dueño de  XEW La voz de la América Latina desde México y pronto la incorporó a su distinguido elenco artístico, siempre haciéndose acompañar por Lara o por la orquesta de Alfredo Girón. A esta época corresponden sus apoteósicas actuaciones en el Politeama y en el centro nocturno más exclusivo: El Retiro.



Los primeros registros discográficos que realizó TOÑA LA NEGRA quedaron impresos en añejos discos de 78 r.p.m prensados por la Peerless. A mediados de los cuarenta del siglo pasado, pasó a formar parte del catálogo de artistas exclusivos de la RCA Victor, dejando en esas grabaciones una parte muy importante de la historia del bolero en toda Hispanoamérica: Angelitos negros, Cenizas, Y sin embargo te quiero, Sin ti, Como Golondrinas, Palmeras, Irremediablemente sola, Este amor salvaje, En mi soledad, Oración caribe y toda la suite tropical e incontables boleros de Lara. En la última etapa de su carrera, grabó para Discos Orfeón y tuvo la fortuna de reverdecer los laureles de infinidad de boleros de la época de oro gracias a novedosos arreglos y al empleo de modernas técnicas de grabación.



El repertorio de Toña fue muy amplio pues cantó sones, boleros,  congas, guarachas o   canciones afro. A la periodista Beatriz Reyes Nevares le haría la siguiente declaración en una entrevista en febrero de 1962: “Yo no sé música. Nunca he conocido los secretos técnicos del canto. Todo lo he hecho con mi voz”. En esa charla, nuestra homenajeada le expresó su malestar respecto de las empresas grabadoras que encasillan a una cantante en un solo estilo y no la dejan salir de él. Y es que era muy alto el interés de Toña por lo que se hacía musicalmente  en otras partes del mundo y debido a esa “política de su empresa discográfica”, no logró incursionar en géneros que bien le iban a su voz: jazz, bossa nova, canciones con sentido social (protesta) y desde luego, no pudo ver realizada la ilusión que tenía por grabar un disco con música internacional.



A lo largo de 50 años de vida artística La Sensación Jarocha participó con éxito en todos los medios de difusión del espectáculo. Son incontables los programas musicales de radio que engalanó con su presencia; fue estrella indiscutible del teatro de revista y figura estelar en los más distinguidos centros nocturnos de México, América Latina y España; también fue pionera en la televisión mexicana y su voz se dejó escuchar en más de 20 películas nacionales. En el celuloide dejó el recuerdo de su imagen y voz en cintas como  Payasadas de la vida (1934), Cara o cruz (1938), Konga roja (1943), Humo en los ojos (1946), Mujeres en mi vida (1950), Pecado (1951) y Bolero inmortal (1958).




Su voz y presencia acompañaron -en la última etapa de su carrera-, los recuerdos de sus fieles seguidores quienes, arrobados por el encanto de su voz, evocaron la época de oro de la canción romántica… Aún se le recuerda engalanar el programa Nostalgia, que conducía Jorge Saldaña a principios de los años 70’s  en el Canal 13 o sus exitosas participaciones en La bella época (Canal 2 de Televisa), que conducían Monna Bell y Antonio Badú.

Aquel 16 de diciembre de 1982, muchas estaciones de radio programaron sus más exitosas grabaciones… Sin duda, aquel día, un angelito negro llegó al cielo.

Le rendimos este pequeño  tributo a quien por sus cualidades interpretativas ha sido considerada como una intérprete sensacional... La Sensación Jarocha TOÑA LA NEGRA.

Les ofrecemos la siguiente selección musical perteneciente a los sellos discográficos Peerless, RCA Victor y Orfeón, registros fonográficos realizados entre la década de 1930 y la década de 1960.

El cacahuatero, primera grabación de nuestra homenajeada, de la inspiración de Mario Ruiz Suárez con toda la atmósfera y gloria del teatro de revista.


Sin tu amor, composición de José de Jesús Morales.


No vale la pena, autor Orlando de la Rosa.

  
Pensando en ti, composición de Alfonso Torres.


Irremediablemente sola, del compositor Avelino Muñoz.


Cuando tú me querías, aquí está acompañada por el Conjunto de Pablo Peregrino y el Quinteto Fantasía.


En mi soledad, original de Miguel Pous.


Ven acá, composición de Agustín Lara.


Ausencia, composición de Agustín Lara (al piano).

  
Por qué negar, compositor Agustín Lara (al piano).


Seguiré mi viaje, autor Álvaro Carrillo.


Amor, composición de Pedro Flores.