BIENVENIDOS


En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

lunes, 14 de noviembre de 2011

REUNIÓN DE ETIQUETA...CITA PARA BAILAR


Una de las muchas razones para poder ubicarnos históricamente en algún punto del incansable peregrinar del tiempo, es recurrir a la memoria colectiva. Aquella que registra todo lo que acontece para ser transmitido con toda su riqueza y coherencia a las nuevas generaciones. Cuando se tiene la fortuna de platicar con personas que han acumulado muchos años e historias, palpitan de entre sus múltiples recuerdos:Las Grandes Orquestas de Baile. Orquestas que en constante competencia, fueron la delicia de toda una época, su música se disfrutaba para unos en los míticos y populares salones de baile, para otros en los elegantes centros nocturnos y para la mayoría a través de las ondas hertzianas de casi todas las estaciones de radio. Eran tiempos en que nuestra ciudad conservaba su aire provinciano y de las muchas cosas por las que se podía sentir orgullosa, era –aunque hoy nos parezca impensable- de su tranquilidad.

A finales del siglo XIX tanto las Bandas Militares y Civiles se encargaban de difundir los géneros musicales de mayor popularidad y en sus giras por todo el país o bien en el extranjero se impregnaron de diversas influencias musicales, las Orquestas Típicas se distinguieron por una nueva dotación instrumental y por un repertorio más nacionalista. A principios del el siglo XX, el one-step, el blues, el charlestón o el fox trot eran la euforia en los Estados Unidos y se conocían perfectamente en nuestro país, por aquél entonces continuaban con gran aceptación la contradanza, el vals, la polka, la jota, los corridos, los jarabes y las habaneras; también gozaban de un lugar en el gusto popular, el rigodón, las guarachas y el danzón. Para los felices años veinte se encontraban en apogeo o bien se perfilaban a estarlo;el bolero, el jazz, el son, el danzón, el fox-trot y el tango. Llama la atención, que algunos de los anteriores géneros de la música popular, con sus variantes ¡claro está! pueden presumir de cargar históricamente con mucho más de un siglo a cuestas -definitivamente lo que no destruye el tiempo se vuelve más interesante-, su aporte y su vigencia son un inobjetable patrimonio cultural. Por su parte el fox trot tuvo una penetración en el gusto popular de cuando menos cuatro décadas y como curiosidad, en la etiqueta del disco marca Decca del conocidísimo número Rock around the clock de 1954 interpretado por Bill Halley y sus Cometas, al desconocer la aceptación que tendría el rock and roll se decidió señalar que se trataba sencillamente de un fox trot.



En los años veinte, la industria discográfica necesitaba canciones y los compositores quien les interpretara. Dentro de las orquestas mexicanas hubo desde luego las que tuvieron una clara tendencia a lo se venía realizando en la Unión Americana y otras se encaminaron por los géneros tropicales de mucho mayor arraigo e identificación en el gusto popular. Con la llegada de la radio se tendió un fuerte lazo de conveniencia e interés comercial. De este periodo recordamos a la Yucatán Jazz Band donde figuraban Pedro y Juan Concha, la Orquesta Internacional, al maestro Eduardo Vigil y Robles, a la orquesta de Guillermo Posadas o bien a Moisés Pasquel que tuvo entre sus filas a Mario Ruiz Armengol y al trombonista Ray Montoya, ambos formaron sus orquestas posteriormente. Mientras tanto en los Estados Unidos cabe recordar a Red Nichols una orquesta muy popular en la década de los años veinte y dentro de la cual se formarían varias luminarias, entre ellos, Benny Goodman, Gene Krupa, Jimmy Dorsey y Glenn Miller, imposible olvidar a la orquesta de Ben Pollak, la del inglés Ray Noble con su crooner Al Bowlly, o bien la de Paul Whiteman, o la del inconfundible “Satchmo” Louis Armstrong.

Cuando el neolonés Ernesto “el Pelón” Riestra llegó en 1932 a la capital azteca al poco tiempo de haber arribado de la Urbe de Hierro , en donde estuvo por más de una década y en los cuales participó en distintas orquestas, entre ellas, la del español Enric Madriguera. Presentó una prueba con su orquesta en la W, el propio Emilio Azcárraga le extendió una efusiva felicitación pero no lo contrató. Acudió a la otrora famosa XEB que en ese tiempo tenía nada más y nada menos que al maestro Alfonso Esparza Oteo como su Director Artístico y como orquesta de planta la de Adolfo Girón quien también mostraba su gusto por la actuación en cine. Su indiscutible talento como director de orquesta –conocido también como “El Pontífice del Jazz”-quedó de manifiesto en su programa Té para dos que rompió los récords de audiencia en la emisora de El Buen Tono. A mitad de esa misma década Luis Arcaráz fundó su orquesta, con los años la llevó a ocupar un importante sitio en el escenario internacional.
¡Qué noches se abran vivido, cantado y bailado! en las pistas de salones de baile o centros nocturnos de estratos sociales contrastantes como el Smyrna Club, el Colonia, los Ángeles, el México con sus salas “La Mantequilla”, “La Manteca” y “El Sebo” con la Danzonera de Juan de Dios Concha, el Rossignol, el Íntimo, el Casino Antillano, el Astoria, el Río Rosa, el Waikiki, el Leda, el Grillon, el Río Rita con la orquesta de Pepe Landeros, el Hotel Reforma con Adolfo Girón, El Patio con la orquesta de Juan S. Garrido o Chalo Cervera y su orquesta en El Capri.


En 1945 el restaurante Sans Souci se convertía en el más lujoso de su tiempo teniendo a Mario Ruiz Armengol como orquesta huésped, el Ciro’s presentaba a las orquestas de Ernesto Riestra y Everett Hoagland. La Catedral de la Radio la XEW por las noches tenía un control remoto desde este prestigiado centro nocturno, a su vez mantuvo el programa Revista de Éxitos hasta 1954 con la orquesta de Hoagland, quien en sus comienzos tuvo entre sus filas al pianista y arreglista fuera de serie Stan Kenton.


Mientras tanto, más al norte, el Cotton Club se distinguía con las presentaciones de Duke Ellington, el Savoy tenía a Chick Webb con su sirena  inolvidable Ella Fitzgerald, el Café Rouge del Hotel Pensilvania presentaba a Glenn Miller y a los Modernistas, el Hotel Waldorf Astoria se engalanaba con Xavier Cugat, del que existe la siguiente anécdota, cuando solicitó un lugar en la Sinfónica de Nueva York, durante la audición de prueba se encontraba Enrico Caruso, al escucharlo comentó, Este jovencito destroza la música clásica, además se mueve demasiado, parece director de una orquesta de gitanos. Sin duda, es uno de los músicos que dieron jerarquía a la música latinoamericana a nivel mundial, una de sus más preciadas sirenas Abbe Lane. El Hotel Ambassador tenía a Paul Witheman con su sirena Jane Froman, el Hotel Casa Loma de Toronto presentaba a Glen Gray. Por radio gozaban del programa “Batalla de Bandas” uno de los más populares en la segunda mitad de los años treinta cuya transmisión se originaba en directo desde Nueva York. Aquí, podemos señalar que a finales de 1935 se empleó por primera vez el término swing, para 1938 Benny Goodman fue nombrado “Rey del Swing”.


En los años cincuenta el programa “Rico Vacilón” transmitido desde la XEW La Voz de la América Latina desde México congregaba a incontables parejas deseosas de bailar al ritmo de un Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta, del sonido novedoso de Juan García Esquivel y su orquesta Sonorama o bien a un Luis Arcaráz con su sello inconfundible, unos años atrás, en 1948 la RCA Victor le publicó un disco en el recientemente estrenado formato de larga duración con el nombre de Cita para Bailar.




Pero como olvidar a un Arturo Nuñez, a un Kiko Mendive, un Acerina, a Ramón Márquez, a Pepe Castillo y su orquesta “Charleston”,un Absalón Pérez, al Son Clave de Oro, a Benny Moré “El Bárbaro del Ritmo”, a Mario Ruiz (padre de Mario Ruiz Armengol), a Pérez Prado, a Enrique Byron, a Paco Treviño, a Daniel Pérez Castañeda, a la Marimba Orquesta de los Hermanos Domínguez, a Roy Carter, a “El Millonario” Pablo Beltrán Ruiz, a Noé Fajardo el “Hombre Orquesta” , a José Sabre Marroquín, a Rafael de Paz, a Venus Rey, a Chucho Rodríguez, a Gonzalo Curiel y su Escuadrón del Ritmo que tuvo entre sus filas al trompetista Chino Ibarra y al compositor Alberto Domínguez al que Glenn Miller definió como El musicalizador de la Segunda Guerra Mundial por su canción Perfidia, a la Orquesta de Solistas de Agustín Lara fundada en los años treinta, antes llevaba el nombre de el Son de Marabú, en su formación estuvieron; el violín de Aguilita (hermano de Paz y Esperanza), el trompetista y posteriormente director de orquesta Alejandro Cardona, el trompetista Chino Ibarra, el organista y arreglista Chucho Ferrer, el violinista y director de orquesta Pepe Landeros, como no recordar a Juan García Medeles y su orquesta “Aristocrática”, a comienzos de los años sesenta la Orquesta de Ingeniería, o aquellos conjuntos con inclinaciones marcadamente jazzísticas; Chucho Zarzosa, Mario Patrón, Chilo Morán, Héctor Hallal “el Árabe”, al Quinteto Fantasía de Luis González, Tino Contreras entre muchos otros, seguramente amigos, ustedes seguirán aumentando la lista.



O que nos dicen de un Harry James y sus Obreros Musicales, de un Ray Anthony el ”Cary Grant del swing”, de un Les Brown y su orquesta de Renombre, un Samy Kaye y su orquesta Swing and Sway, a Tony Pastor, a Guy Lombardo y sus Reales Canadienses, a Billy May, al inolvidable Artie Shaw llamado “El Casanova del swing”, a Freddy Martin conocido como “El Director de Directores”, a Charlie Barnett, a Woody Hermann denominado alguna vez como “el niño prodigio del clarinete”, a Jackie Gleason, a Les Elgart,  o la “orquesta de los enamorados” de Paul Weston, también amigos nuestros, una lista seguramente interminable y de gratos recuerdos en México.



Son muchas las emisoras de radio en la Capital que han contado con diversos programas de música bailable, es muy probable que XENK Radio 6,20 sea la única que ha mantenido vigente por lo menos una emisión dedicada a las llamadas Big Bands desde que empezó sus transmisiones en la segunda mitad de la década de los cuarenta. Su mejor programa fue Reunión de Etiqueta transmitido en las décadas de los 60’s y 70’s, como identificación utilizaron el tema Explosión de Estrellas con Gene Krupa y Shangri-La con Robert Maxwell, que hasta la fecha es la más recordada por su auditorio, el locutor Fernando Balderas era el titular de dicha emisión. En los años 80’s evocamos con cariño el programa El Sonido de las Grandes Bandas con la conducción del siempre recordado locutor Jorge Gutiérrez Zamora, posteriormente con su poeta al micrófono Manuel Guillén y por último con el jovial Luis Gerardo Zavala.

Muchas historias y personajes se entretejen alrededor de ese discurso único que sólo son capaces de formar la música y la letra de una canción, todas esas orquestas que en su mayoría contaron con vocalistas denominados del otro lado de la frontera como “crooners” y “sirenas”, que aún después de tantos años al escuchar uno de sus viejos discos nos recrean la atmósfera de aquellas pistas de baile que formaron una parte muy importante en nuestra cultura popular.

Ponemos a su consideración diversas grabaciones, muchas de ellas históricas, disfruten las que consideren de su interés.

Bailando el Charleston, comenzamos con un fox trot de la inspiración de Emilio D. Uranga y Raymond interpretado por Los Pilotos del Jazz en el año de 1925.


Whispering, uno de nuestros números favoritos con la orquesta de Paul Witheman esta composición de John Schonberger, en 1920 realizó su  primera versión para el sello Victor bajo el sistema de grabación acústico convirtiéndose de inmediato en un rotundo éxito, les presentamos su segunda interpretación también para la Victor pero en 1928 bajo el sistema de grabación eléctrico.


Adiós, linda morena, con la orquesta del propio autor el español Enric Madriguera y la voz del Ruiseñor yucateco Guty Cárdenas, con el paso del tiempo fue conocida únicamente bajo el título de Adiós. Les presentamos esta grabación de abril de 1931 registrada para el sello Columbia a ritmo de rumba.


Marie, una de las bellas interpretaciones que realizó Tommy Dorsey en su destacada carrera, lo escuchamos acompañado por uno de sus crooners Jack Leonard en esta grabación de 1937 a ritmo de fox trot para la composición del inolvidable Irving Berlin.


Heartaches, esta composición de Al Hoffman encontró sin duda su mejor versión con la orquesta de Ted Weems y el silbido de Elmo Tanner en la versión de 1938 para la marca Decca. Un fox trot con un toque de rumba.


Perfidia, la inolvidable composición del chiapaneco Alberto Domínguez alcanzó la cumbre internacional con la versión de Glenn Miller, les presentamos su versión realizada en 1941 en el Square Ballroom de San Diego, lo acompañan su sirena Paula Kelly y los Modernistas.


I've heard that song before, una composición de Jule Styne y Sammy Cahn, no hubo mejor versión que la de Harry James con su sirena Helen Forrest en el año de 1942 bajo el sello Columbia.


As de corazones, con su autor el talentoso director de orquesta Luis Arcaráz escuchemos una de sus grabaciones para el sello Peerless en 1944.


Mi dulce María, la Orquesta de Solistas de Agustín Lara nos deleita con esta joya de su discografía, un número compuesto entre 1946 y 1948, fijada en el sello RCA Victor.


Barco chiquito, un poco de humor con un fox trot corrido que Ernesto “El Pelón” Riestra compuso en la década de los cuarenta, en esa época nuestra madre recuerda que les enseñaban esta pieza en las escuelas, la versión que les presentamos indica como fecha de grabación 1955.


Dream, la inolvidable composición de Johnny Mercer que se escuchó gratamente en la película La francesita apasionada protagonizada por Fred Astaire y Leslie Caron ,participó también Ray Anthony con su orquesta y coros. Les ofrecemos la versión que apareció en un disco de 45 rpm de la marca Capitol en 1955 con Ray Anthony y los Skyliners.


Duerme, inmortal composición de Miguel Prado y Gabriel Luna de la Fuente, adquiere matices sublimes con la versión del Sr. Armonía Mario Ruiz Armengol grabada para la RCA Victor en 1956.


La chula linda, nacido en Matanzas, Cuba, Dámaso Pérez Prado cuya obra musical y corazón pertenecieron también a México, incluyó en uno de sus álbumes más emblemáticos para la RCA Victor este estupendo número de 1957.


Tea for two cha cha, a la muerte de Tommy Dorsey, el también trombonista Warren Covington estuvo al frente de su orquesta, uno de sus mejores discos publicado en 1958 incluye esta inmortal composición de Vincent Youmans originalmente escrita en 1925.


Las hojas muertas, Chuck Anderson fue arreglista y director de orquesta de altos vuelos, miembro en una época de la orquesta de Luis Arcaráz y al que la empresa CBS le debió el éxito de los baladistas que estuvieron bajo su dirección durante los años sesenta. Su versión a este clásico de la música popular realizado en 1962.


Softly, as in a morning sunrise, al clarinetista  Artie Shaw le fue requerida su presencia en los estudios de grabación de la Capitol después de un retiro temporal para realizar nuevas grabaciones de sus viejos éxitos de 1938 (RCA), pero ahora con sonido estéreo, para esto tuvieron que pasar tres décadas.


La Orquesta de Ingeniería, la serie de cápsulas radiofónicas Lo que el viento no se llevó, escritas y conducidas por el locutor Jorge Zúñiga dedica su evocación a esta gran orquesta.

martes, 6 de septiembre de 2011

THOSE WERE THE DAYS...


Nos complace enormemente compartir con ustedes las siguientes colaboraciones de entrañables amigos en aras de enriquecer la existencia de este espacio.

Mi deseo es que las líneas iniciales de mi participación en este fantástico lugar en donde podemos trasladarnos más allá de la música, sean de un profundo agradecimiento a una persona más o menos recién conocida y de manera bastante circunstancial pero que ya considero entre mis amigos: Alejandro Martínez Arreola, por abrirme las puertas para poder expresar algunas de mis ideas sobre estos temas apasionantes. El objetivo de mis escritos está relativamente explicado con el título elegido those were the days. Esto es, intentaré que en cada ocasión en que tenga la oportunidad de plasmar mis reflexiones, nos podamos remontar a aquellos días. Lo cual es posible con la ayuda no de una varita mágica sino con ese elemento infalible que es la música. Sabemos muy bien que con una canción o alguna melodía podemos viajar en el tiempo y en el espacio. Situarnos en un lugar en donde amamos o sufrimos, volver a ver a una persona con la que ya no tenemos contacto, reunirnos con los amigos de nuestra juventud, …

Esos fueron los días. Con estas palabras iniciamos nuestra remembranza. Es muy frecuente, además de esta frase, (que por cierto es el título de varias canciones, una de ellas muy famosa en las voces de Mary Hopkin y de Sandie Shaw, entre otras), existe otro refrán con casi la misma idea: todo tiempo pasado fue mejor; pensamiento con el que no estoy totalmente de acuerdo, aunque en mi interior siento que lo que yo viví durante los fabulosos años sesenta fue irrepetible e incomparable. Pienso que mucho de lo que da origen a esta idea es que la época dorada de nuestra juventud la ligamos con todo lo que nos hace recordarla. Por ello, la música de nuestra época estamos seguros que era mejor que la de otro tiempo, por supuesto porque ya no sólo es la música sino que viene acompañada de manera indisoluble con la añoranza de esos días. Mas si le preguntáramos a alguien que disfrutó su primer amor, o la compañía de sus adolescentes amigos durante los noventa, sin dudarlo opinaría que la mejor música fue la de esa década.



Para empezar con las remembranzas vale la pena que profundicemos un poco más con la canción a la que me referí. Su origen es ruso pero por allá por 1966 ó 1967 surge casi simultáneamente con letra inglesa en las voces de una joven que la esbelta modelo británica Twiggy recomienda a Paul McCartney, llamada Mary Hopkin, y la conocida en esa época como “la princesita descalza” Sandie Shaw, también inglesa.

Paul McCartney , todavía integrante de los Beatles, crea su propia empresa promotora de nuevos talentos, aprovechando la enorme fama que en esos días tenían los cuatro fabulosos de Liverpool convertidos en reyes Midas. Esto hace que Mary Hopkin y su versión de Those were the days fuera conocida en todos los rincones del mundo.


La canción era extraordinaria, con una letra nostálgica y un ritmo que parecía venir de una tribu gitana, conservando sus orígenes rusos. Por ello, otra joven y bella celebridad Sandie Shaw, la graba y compite con su compatriota Hopkin en el gusto del público. A decir verdad, a mí en lo personal me parece mejor la de Sandie. Esta talentosa interprete, además de su talento como cantante, se dio a conocer porque siempre actuaba descalza. De allí el apelativo de la princesita descalza. La carencia de calzado y lo corto de sus faldas hacía lucir sus hermosas piernas. Ella había surgido del Festival Eurovision con la canción Puppet on string.


En México también fueron grabadas varias versiones de esta canción, destacando la de los Rockin Devils y la voz de su vocalista femenina Blanquita Estrada. Este grupo célebre en la llamada época del go-go era procedente de Tijuana y llegó a ocupar un lugar preponderante en el gusto del público, sobre todo apoyado en un programa de televisión que los jóvenes no dejábamos de ver los viernes en la noche, me refiero a Premier Orfeón A Go-Go. También entre las diversas versiones de esa canción, una muy escuchada fue la de Ray Conniff y su orquesta.



Cabe la pregunta, ¿cómo era México y el mundo mismo en esos días? Seguramente muchos de los amables lectores no dejaran de sorprenderse, sonreír y dudar de que pudiéramos sobrevivir en un mundo tan diferente. La televisión aún era en blanco y negro, para cambiar de canal o subir el volumen nos teníamos que levantar pues no existía el control remoto. En el Distrito Federal sólo teníamos opción por cuatro canales: el dos, el cuatro, el cinco y el once. Aún recuerdo la expectación y el gusto que nos produjo el poder ver, con una señal bastante deficiente, el gol que le marcó Enrique Borja a Francia en el mundial de 1966. No podíamos creer que lo disfrutáramos en el “mismo momento” que estaba pasando en Inglaterra.





Esos fueros esos días ya tan lejanos. Los recuerdos se agolpan renacen en la memoria los sesentas. Ya continuaremos recordando otros días con la ayuda infalible de la música.

Érik Castañeda De Isla Puga.


*Para conocer más del autor pueden consultar la siguiente página de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.


Los invitamos a escuchar algunas versiones que van desde la primera en 1926 a las que la juventud consagró como sus favoritas cuatro décadas después y que se escucharon en la mayoría de las estaciones de radio de nuestro país.

Dorogoi dlinnoyu, en 1926 se fija en el surco del disco la primera versión de tan significativo tema en voz del cantante ruso Alexander Vertinsky. Música de Boris Fomin y lírica de Konstantin Podrevsky.


Those were the days, en la versión de Mary Hopkin.


Esos fueron los días, los Rockin Devils nos entregan la versión en español más popular para este número.


Le temps des fleurs, la versión en francés corrió a cargo de la triunfadora Dalida.


Quelli erano giorni, a la siempre recordada Gigliola Cinquetti le correspondió el éxito en el idioma italiano.


Those were the days, no hubo éxito para el que Ray Coniff no hiciera su versión.


Those were the days, disfrutemos de la interpretación de Sandie Shaw.


Those were the days, presentado en la radio como el moderno juglar de la corte inglesa Engelbert Humperdinck cierra el desfile de versiones.



Algunos, quizá muy pocos, tal vez ninguno, recuerdan el programa radiofónico “Club Familiar” a través de las siglas XEX conducido por Daniel Pérez Arcaraz y Pedro Ferriz a finales de los años 40’s, pero seguramente todos conocen su formato en televisión bajo el nombre de “Club del Hogar” proyectado por el Canal 4 desde un estudio ubicado en el edificio de la Lotería Nacional a comienzos de los años cincuenta. Cuando se incorpora a principios de esa década Francisco Fuentes “Madaleno” el éxito acompañó por muchísimos años a tan recordada emisión televisiva.

Los dejamos con la colaboración de dos apasionados de la radio, Sergio al que pueden seguir en su Checoblog y Alfredo (Radióvoro) al que pueden visitar en su canal de youtube y escucharlo en su programa “Salón de la Fama” a través de Radio Vibraciones del Rock que dirige Humberto Cantú.

Nombre: El Túnel del Tiempo, Episodio 1 "Club del Hogar".
Guión, Controles y Audio: Sergio Darren (Checoblog).
Narración: Alfredo Colbert (Radióvoro).
Una producción para: Música Sin Final.



martes, 2 de agosto de 2011

LA TROVA YUCATECA...POESÍA Y CANTARES DEL MAYAB


Los orígenes de la trova yucateca se remontan a la segunda mitad del siglo XVII. El aislamiento geográfico de la península del resto de la Colonia, favoreció que Yucatán creara sus propias y peculiares tradiciones musicales, impregnados del singular sabor de las formas y ritmos preferidos por los cancioneros cubanos que traían en sus repertorios en forma de danzones, guarachas, guajiras y rumbas.

Los poetas líricos de la península adaptaron los ritmos habaneros a las formas melódicas propias de Yucatán, vestidas finamente con encajes llenos de mayismos que mágicamente logran cautivar al escucha para transportarlo a través de un ambiente romántico por excelencia. Los trovadores Cirilo Baqueiro, Fermín Pastrana, Guty Cárdenas y Domingo Casanova son representativos de este estilo que proliferó con notable éxito hasta el primer tercio del siglo XX. En su libro La canción popular en Yucatán, el musicólogo Gerónimo Baqueiro Fóster describió así a la ciudad blanca “Bella como la imagen del recuerdo, patria de la canción nostálgica y dulce… donde las canciones se producían como las flores y los frutos”.


Durante la segunda década del cambalachero siglo XX, la difusión del bolero y del bambuco colombiano, marcaría el nuevo rumbo que seguiría la canción yucateca. En este periodo, Ricardo Palmerín y Pepe Domínguez escribirían las obras más populares del género: Peregrina (1923) (compuesta a petición de Felipe Carrillo Puerto para halagar a su esposa, la periodista Alma Reed), El rosal enfermo (1924), Las golondrinas (1925), y Semejanzas (1929).


Un lugar especial en la música proveniente del Mayab lo ocupa el siempre recordado Guty Cárdenas. Además de ser un estupendo trovador, legó al romancero popular mexicano recordadas páginas como Flor, con versos de Juan Antonio Pérez Bonalde y D. Córdova; Para olvidarte a ti, con letra de Ermilo Padrón; Yucaltepén y Caminante del Mayab, con letra de Antonio Mediz Bolio. A fines de 1927 la marca Huici de Eduardo C. Baptista –quien pocos años después fundaría el sello Peerless- registró sus primeras grabaciones. Por cierto, de entre todas ellas, quizá la más bella y representativa de su fugaz carrera corresponde a Nunca con letra del vate Ricardo López Méndez y escrita a ritmo de clave, fue estrenada por el Trío Garnica Ascencio en el concurso La feria de la canción obteniendo el segundo lugar en aquél legendario año.


Hace más de 50 años, una nueva generación de noveles compositores, refrescaron la canción peninsular. Así, los nombres de Pastor Cervera, Enrique Navarro, Luis Demetrio, Armando Manzanero y Sergio Esquivel, se han encargado de marcar el rumbo de la trova yucateca respetando siempre la limpieza y notable armonía entre sus letras y melodías. Creemos que lo han logrado a pesar del avasallador paso de las influencias comercializadoras propias de esta época.

Hojeando las páginas del tiempo y a manera de colofón utilizaremos lo que alguna vez se leyó en El Universal Ilustrado sobre las canciones yucatecas: En las noches de provincia, blancas de luna, en las claras noches tropicales, las canciones vuelan como abejas de oro en las ventanas y balcones de las mujeres meridianas…Los trovadores dicen sus serenatas, y “reviven el encanto de la villa colonial”. Canciones yucatecas, canciones de amor y de dolor, de tristeza y de muerte. La guitarra se queja, su alma pasional, solloza, junto a la reja de la novia…y los trovadores viven el romance, viven la leyenda, mientras las ánforas de madera sollozan su pena y dice su queja sedante y lánguida el alma pasional de la guitarra.


*Foto: Una integrante del trío Garnica Ascencio, Pepe Domínguez, Guty Cárdenas y Ricardo Palmerín.

Nos complace ofrecerles algunas grabaciones -históricas muchas de ellas- que seguramente amigos, ustedes sabrán apreciar.

El rosal enfermo, bambuco con música de Ricardo Palmerín y letra de Lázaro Sánchez Pinto grabado por Alcides Briseño y Jorge Añez en 1924.


Ella, se cuenta que la musa inspiradora fue la actriz Virginia Fábregas y que el propio Domingo Casanova en una serenta le declaró su amor, a lo que ella respondió “Dispénseme, joven, yo no le corresponderé a usted ni a nadie. Nací para artista y artista me he de morir. Olvídeme, sin odios y sin llanto”. Como bien lo señala Yolanda Moreno Rivas en su Histora de la Música Popular Mexicana, el maestro Gerónimo Baqueiro Fóster encontró en un libro de poesías de amor dominicanas que el Pequeño nocturno de Osvaldo Bazil en la primera y última estrofa coincidian con la letra que Casanova afirmaba haber escrito. Les presentamos una grabación de 1925 con Santiago Manzanero (padre de Armando) y Ramón Peraza, una joya histórica.



Flor, este bolero yucateco fue el acercamiento -siendo todavía una niña- de nuestra madre con la obra de Guty Cárdenas, desde entonces el llamado Ruiseñor yucateco ha formado parte de nuestra memoria musical. Les presentamos con el propio Guty y el acompañamiento de la orquesta de Guillermo Posadas esta grabación de 1928.


Pájaro azul, esta criolla-bolero de la inspiración de Domínguez y Díaz Massa la presentamos con el propio Pepe Domínguez y el tenor Felipe Castillo Vega en un registro sonoro de 1929.



Peregrina, de Ricardo Palmerín y Luis Rosado Vega en una grabación realizada en la década de los 60’s por el trío Los Montejo.




A que negar, de Guty Cárdenas y Federico Gamboa Jr en la inolvidable versión de Lupe y Raúl realizada en los años sesenta.



Beso asesino, de Pepe Domínguez en la interpretación del trovador y poeta yucateco Juan Acereto, en una grabación de mediados de los años sesenta.



Un rayito de sol, de la inspiracipión de Guty Cárdenas y Padrón López, aquí una de sus mejores interpretaciones en la voz del cantante y también locutor yucateco Rubén Zepeda Novelo, una grabación de finales de los años sesenta.



Desdén, de Licho Buenfil y Ermilo A. Padrón en la versión de uno de los compositores yucatecos más exitosos desde los años setenta, nos referimos a Sergio Esquivel.



Granito de sal, de Pepe Domínguez y Carlos Duarte en una versión de los años setenta realizada por la Rodalla Yucateca.



Nunca, la siempre grata composición de Guty Cárdenas y Ricardo López Méndez en la agradable versión de la reconicida Orquesta Típica de Yucaltepén realizada en los años ochenta.