BIENVENIDOS


En este lugar se encuentran reunidos nuevamente el tiempo, la música y nuestros recuerdos...Iniciemos este maravilloso viaje al ritmo de las canciones y melodías de la Música sin Final...Déjese llevar por el mágico sonido que envuelve milagrosamente, ese algo que creíamos olvidado, pero que sigue ahí escondido en algún lugar, sin límites...sin final...¿Quiere saber en dónde está ese lugar?...Habita en su recuerdo y está más allá de la música...¿Nos hace el honor de acompañarnos?...Gracias.

Sus amigos,

Ricardo y Alejandro Martínez Arreola

martes, 10 de enero de 2012

AGÍTESE, HAGA RUIDO Y RUEDE


Amigos nuestros, reciban nuestros mejores  deseos para que este año que recién comienza esté lleno de buenas cosas para ustedes y sus seres queridos. Hoy, nos complace enormemente publicar la colaboración de un entrañable amigo que en 2006 nos acompañó en la realización de una serie  radiofónica llamada Por los caminos del Rock. Además de ser un excelente músico tiene amplia experiencia escribiendo en diversas revistas especializadas sobre dos de sus más grandes pasiones: el Blues y el Rock.


Es materialmente imposible, hablar o escribir sobre el nacimiento del Rock y su posterior desarrollo, incluidas todas sus facetas, corrientes y vertientes; sin mencionar o tratar de explicar aunque sea brevemente, los acontecimientos, sucesos y evolución de los ritmos que dieron origen a éste, el movimiento musical y cultural más influyente en los últimos cincuenta años.


Durante los siglos 18 y 19, América fue escenario de una de las más grandes calamidades de todos los tiempos, la esclavitud. Grandes contingentes de personas de raza negra, provenientes mayormente del continente africano, fueron transportadas en condiciones infrahumanas y vendidos por mercaderes sin escrúpulos a terratenientes,  poseedores de grandes extensiones de tierra de cultivo o bien a quien estuviera dispuesto a adquirirlos como mercancía de segunda clase.

La variedad de etnias que llegaron a éste continente y la música que traían consigo, dio como resultado una amalgama de sonidos que probablemente hoy, poco tenga que ver con los sonidos que conocemos como World Music Africana. Sin embargo, en aquel tiempo, tuvieron un denominador común, el lamento triste y desgarrado de aquellas almas arrancadas con engaños de su tierra natal.

Maltratados, mal alimentados y explotados por sus propietarios, tal vez, al final de la jornada o de la semana, los trabajadores se reunían para pedir clemencia al cielo por medio de sus ritmos y su canto.

Es muy probable que durante muchos años, expresaran de ésta forma sus tribulaciones, pero no fue, sino hasta principios del siglo 20, 1903 para ser preciso y cuando ya teóricamente la esclavitud había sido abolida, que  W.C. Handy  un músico de Memphis documentó haber escuchado por vez primera, en un andén ferroviario del corazón del Delta, la interpretación de un cantante ambulante que repetía tres veces la misma estrofa acompañada de una extraña guitarra slide.



Poco tiempo después, Handy daría a conocer  San Louis Blues, el primer blues registrado comercialmente. Este tipo de blues,  habitualmente interpretado por grandes orquestas y solistas como Bessie Smith, Billie Holliday  o Mammie Smith era tratado de manera jazzeada, tirando un poco al vodevil,  estuvo en auge hasta casi los años 30.

Cuando, en 1926 Blind Lemon Jefferson graba sus primeros discos, se convierte en la figura que regresaría el blues a sus raíces y lo daría a conocer de esa forma a nivel popular.

A su fallecimiento, la estafeta fue tomada por gente como Charlie Patton y Son House, quienes recorrieron el delta del Missisippi influenciando a nuevas generaciones de músicos que si bien habían crecido ya en libertad, continuaban trabajando en las grandes plantaciones de algodón.


No fue sin embargo hasta que en 1936, en una pobre habitación de hotel en San Antonio  Texas donde  Robert Johnson registra su legado de 29 canciones. El virtuosísmo mostrado en estas grabaciones, aunado a la superchería de la raza afroamericana y la mitología popular que rodearon con un halo de misterio su vida y su muerte, probablemente sembraron la semilla de lo que, con el correr de los años dio fruto en el verdadero orígen del Rock´n Roll.

De personalidad indomable, afecto a las mujeres y el alcohol, de temperamento pendenciero y arrogante, Robert Johnson es el prototipo de lo que con el tiempo fue la imagen del músico de Rock de nuestros tiempos.

Para los años cincuenta, los músicos itinerantes que habían crecido influenciados por las vivencias de estos auténticos íconos de la música ya tradicional en el sur de Norteamérica, experimentaron mediante primordialmente el piano, la guitarra, batería, contrabajo y armónica, acompañar sus líricas con un ritmo un poco más acompasado y bailable creando el llamado Rhythm and Blues.



Algunos de ellos se mudaron permanentemente a otras ciudades como Chicago y adoptaron el progreso, comenzando a ser frecuente la utilización de instrumentos eléctricos (guitarra y bajo).Músicos como Willie Dixon , Muddy Waters , Elmore James  ejemplificaron la evolución,tanto de la  instrumentación, como de la ejecución y la composición, agregándole un toque de  sensualidad así como de un contenido lírico de connotación altamente sexual, siendo esto de gran atractivo para la intrigada juventud de raza blanca que poco a poco iba despertando del letargo, en que años de represión, obediencia y sumisión mal entendida, les había sumido en  un somnoliento conformismo.

A mediados de esa década, nuevos y más jóvenes intérpretes aparecieron en escena, poco a poco y con un ritmo más vertiginoso, fueron alejándose líricamente de aquellos sufridos blues.

La imaginería de autores como Bo Diddley, Chuck Berry y Little Richard, sobre pillerías  escolares, despertar sexual, correrías automovilísticas, violencia juvenil y rebeldía en general, alimentaron la cada vez mayor necesidad de la juventud norteamericana de rebelión, independencia y auto confirmación.

Integrando y creando junto a la nueva generación de intérpretes de raza blanca, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis , Carl Perkins, Gene Vincent , Eddie Cochran, una novedosa y aún ingenua corriente musical. Un nuevo canto había hecho su aparición, un nuevo grito de libertad había sido dado e hizo explosión de inmediato, haciendo realidad lo que Alan Freed bautizara y vaticinara, El Rock´n Roll había llegado para quedarse.


José Mario Padilla
Músico


Aprovechamos también para presentarles el libro Living The Blues ¡por fin en español!, es la  autobiografía del extraordinario músico mexicano Fito de la Parra miembro del legendario grupo Canned Heat, su versión en inglés ha vendido 15 mil ejemplares. La tarea de realizar la traducción al español le fue encomendada a nuestro buen amigo José Mario Padilla, ¿qué les parece? todo un lujo haber publicado su colaboración aquí ¿no lo creen? El libro ya está disponible en la Discoteca Aquarius  ubicada en la calle de Coahuila N° 168 en la Colonia Roma. También pueden contactarlo a través de su correo electrónico mario.padilla@lycos.com


lunes, 14 de noviembre de 2011

REUNIÓN DE ETIQUETA...CITA PARA BAILAR


Una de las muchas razones para poder ubicarnos históricamente en algún punto del incansable peregrinar del tiempo, es recurrir a la memoria colectiva. Aquella que registra todo lo que acontece para ser transmitido con toda su riqueza y coherencia a las nuevas generaciones. Cuando se tiene la fortuna de platicar con personas que han acumulado muchos años e historias, palpitan de entre sus múltiples recuerdos:Las Grandes Orquestas de Baile. Orquestas que en constante competencia, fueron la delicia de toda una época, su música se disfrutaba para unos en los míticos y populares salones de baile, para otros en los elegantes centros nocturnos y para la mayoría a través de las ondas hertzianas de casi todas las estaciones de radio. Eran tiempos en que nuestra ciudad conservaba su aire provinciano y de las muchas cosas por las que se podía sentir orgullosa, era –aunque hoy nos parezca impensable- de su tranquilidad.

A finales del siglo XIX tanto las Bandas Militares y Civiles se encargaban de difundir los géneros musicales de mayor popularidad y en sus giras por todo el país o bien en el extranjero se impregnaron de diversas influencias musicales, las Orquestas Típicas se distinguieron por una nueva dotación instrumental y por un repertorio más nacionalista. A principios del el siglo XX, el one-step, el blues, el charlestón o el fox trot eran la euforia en los Estados Unidos y se conocían perfectamente en nuestro país, por aquél entonces continuaban con gran aceptación la contradanza, el vals, la polka, la jota, los corridos, los jarabes y las habaneras; también gozaban de un lugar en el gusto popular, el rigodón, las guarachas y el danzón. Para los felices años veinte se encontraban en apogeo o bien se perfilaban a estarlo;el bolero, el jazz, el son, el danzón, el fox-trot y el tango. Llama la atención, que algunos de los anteriores géneros de la música popular, con sus variantes ¡claro está! pueden presumir de cargar históricamente con mucho más de un siglo a cuestas -definitivamente lo que no destruye el tiempo se vuelve más interesante-, su aporte y su vigencia son un inobjetable patrimonio cultural. Por su parte el fox trot tuvo una penetración en el gusto popular de cuando menos cuatro décadas y como curiosidad, en la etiqueta del disco marca Decca del conocidísimo número Rock around the clock de 1954 interpretado por Bill Halley y sus Cometas, al desconocer la aceptación que tendría el rock and roll se decidió señalar que se trataba sencillamente de un fox trot.



En los años veinte, la industria discográfica necesitaba canciones y los compositores quien les interpretara. Dentro de las orquestas mexicanas hubo desde luego las que tuvieron una clara tendencia a lo se venía realizando en la Unión Americana y otras se encaminaron por los géneros tropicales de mucho mayor arraigo e identificación en el gusto popular. Con la llegada de la radio se tendió un fuerte lazo de conveniencia e interés comercial. De este periodo recordamos a la Yucatán Jazz Band donde figuraban Pedro y Juan Concha, la Orquesta Internacional, al maestro Eduardo Vigil y Robles, a la orquesta de Guillermo Posadas o bien a Moisés Pasquel que tuvo entre sus filas a Mario Ruiz Armengol y al trombonista Ray Montoya, ambos formaron sus orquestas posteriormente. Mientras tanto en los Estados Unidos cabe recordar a Red Nichols una orquesta muy popular en la década de los años veinte y dentro de la cual se formarían varias luminarias, entre ellos, Benny Goodman, Gene Krupa, Jimmy Dorsey y Glenn Miller, imposible olvidar a la orquesta de Ben Pollak, la del inglés Ray Noble con su crooner Al Bowlly, o bien la de Paul Whiteman, o la del inconfundible “Satchmo” Louis Armstrong.

Cuando el neolonés Ernesto “el Pelón” Riestra llegó en 1932 a la capital azteca al poco tiempo de haber arribado de la Urbe de Hierro , en donde estuvo por más de una década y en los cuales participó en distintas orquestas, entre ellas, la del español Enric Madriguera. Presentó una prueba con su orquesta en la W, el propio Emilio Azcárraga le extendió una efusiva felicitación pero no lo contrató. Acudió a la otrora famosa XEB que en ese tiempo tenía nada más y nada menos que al maestro Alfonso Esparza Oteo como su Director Artístico y como orquesta de planta la de Adolfo Girón quien también mostraba su gusto por la actuación en cine. Su indiscutible talento como director de orquesta –conocido también como “El Pontífice del Jazz”-quedó de manifiesto en su programa Té para dos que rompió los récords de audiencia en la emisora de El Buen Tono. A mitad de esa misma década Luis Arcaráz fundó su orquesta, con los años la llevó a ocupar un importante sitio en el escenario internacional.
¡Qué noches se abran vivido, cantado y bailado! en las pistas de salones de baile o centros nocturnos de estratos sociales contrastantes como el Smyrna Club, el Colonia, los Ángeles, el México con sus salas “La Mantequilla”, “La Manteca” y “El Sebo” con la Danzonera de Juan de Dios Concha, el Rossignol, el Íntimo, el Casino Antillano, el Astoria, el Río Rosa, el Waikiki, el Leda, el Grillon, el Río Rita con la orquesta de Pepe Landeros, el Hotel Reforma con Adolfo Girón, El Patio con la orquesta de Juan S. Garrido o Chalo Cervera y su orquesta en El Capri.


En 1945 el restaurante Sans Souci se convertía en el más lujoso de su tiempo teniendo a Mario Ruiz Armengol como orquesta huésped, el Ciro’s presentaba a las orquestas de Ernesto Riestra y Everett Hoagland. La Catedral de la Radio la XEW por las noches tenía un control remoto desde este prestigiado centro nocturno, a su vez mantuvo el programa Revista de Éxitos hasta 1954 con la orquesta de Hoagland, quien en sus comienzos tuvo entre sus filas al pianista y arreglista fuera de serie Stan Kenton.


Mientras tanto, más al norte, el Cotton Club se distinguía con las presentaciones de Duke Ellington, el Savoy tenía a Chick Webb con su sirena  inolvidable Ella Fitzgerald, el Café Rouge del Hotel Pensilvania presentaba a Glenn Miller y a los Modernistas, el Hotel Waldorf Astoria se engalanaba con Xavier Cugat, del que existe la siguiente anécdota, cuando solicitó un lugar en la Sinfónica de Nueva York, durante la audición de prueba se encontraba Enrico Caruso, al escucharlo comentó, Este jovencito destroza la música clásica, además se mueve demasiado, parece director de una orquesta de gitanos. Sin duda, es uno de los músicos que dieron jerarquía a la música latinoamericana a nivel mundial, una de sus más preciadas sirenas Abbe Lane. El Hotel Ambassador tenía a Paul Witheman con su sirena Jane Froman, el Hotel Casa Loma de Toronto presentaba a Glen Gray. Por radio gozaban del programa “Batalla de Bandas” uno de los más populares en la segunda mitad de los años treinta cuya transmisión se originaba en directo desde Nueva York. Aquí, podemos señalar que a finales de 1935 se empleó por primera vez el término swing, para 1938 Benny Goodman fue nombrado “Rey del Swing”.


En los años cincuenta el programa “Rico Vacilón” transmitido desde la XEW La Voz de la América Latina desde México congregaba a incontables parejas deseosas de bailar al ritmo de un Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta, del sonido novedoso de Juan García Esquivel y su orquesta Sonorama o bien a un Luis Arcaráz con su sello inconfundible, unos años atrás, en 1948 la RCA Victor le publicó un disco en el recientemente estrenado formato de larga duración con el nombre de Cita para Bailar.




Pero como olvidar a un Arturo Nuñez, a un Kiko Mendive, un Acerina, a Ramón Márquez, a Pepe Castillo y su orquesta “Charleston”,un Absalón Pérez, al Son Clave de Oro, a Benny Moré “El Bárbaro del Ritmo”, a Mario Ruiz (padre de Mario Ruiz Armengol), a Pérez Prado, a Enrique Byron, a Paco Treviño, a Daniel Pérez Castañeda, a la Marimba Orquesta de los Hermanos Domínguez, a Roy Carter, a “El Millonario” Pablo Beltrán Ruiz, a Noé Fajardo el “Hombre Orquesta” , a José Sabre Marroquín, a Rafael de Paz, a Venus Rey, a Chucho Rodríguez, a Gonzalo Curiel y su Escuadrón del Ritmo que tuvo entre sus filas al trompetista Chino Ibarra y al compositor Alberto Domínguez al que Glenn Miller definió como El musicalizador de la Segunda Guerra Mundial por su canción Perfidia, a la Orquesta de Solistas de Agustín Lara fundada en los años treinta, antes llevaba el nombre de el Son de Marabú, en su formación estuvieron; el violín de Aguilita (hermano de Paz y Esperanza), el trompetista y posteriormente director de orquesta Alejandro Cardona, el trompetista Chino Ibarra, el organista y arreglista Chucho Ferrer, el violinista y director de orquesta Pepe Landeros, como no recordar a Juan García Medeles y su orquesta “Aristocrática”, a comienzos de los años sesenta la Orquesta de Ingeniería, o aquellos conjuntos con inclinaciones marcadamente jazzísticas; Chucho Zarzosa, Mario Patrón, Chilo Morán, Héctor Hallal “el Árabe”, al Quinteto Fantasía de Luis González, Tino Contreras entre muchos otros, seguramente amigos, ustedes seguirán aumentando la lista.



O que nos dicen de un Harry James y sus Obreros Musicales, de un Ray Anthony el ”Cary Grant del swing”, de un Les Brown y su orquesta de Renombre, un Samy Kaye y su orquesta Swing and Sway, a Tony Pastor, a Guy Lombardo y sus Reales Canadienses, a Billy May, al inolvidable Artie Shaw llamado “El Casanova del swing”, a Freddy Martin conocido como “El Director de Directores”, a Charlie Barnett, a Woody Hermann denominado alguna vez como “el niño prodigio del clarinete”, a Jackie Gleason, a Les Elgart,  o la “orquesta de los enamorados” de Paul Weston, también amigos nuestros, una lista seguramente interminable y de gratos recuerdos en México.



Son muchas las emisoras de radio en la Capital que han contado con diversos programas de música bailable, es muy probable que XENK Radio 6,20 sea la única que ha mantenido vigente por lo menos una emisión dedicada a las llamadas Big Bands desde que empezó sus transmisiones en la segunda mitad de la década de los cuarenta. Su mejor programa fue Reunión de Etiqueta transmitido en las décadas de los 60’s y 70’s, como identificación utilizaron el tema Explosión de Estrellas con Gene Krupa y Shangri-La con Robert Maxwell, que hasta la fecha es la más recordada por su auditorio, el locutor Fernando Balderas era el titular de dicha emisión. En los años 80’s evocamos con cariño el programa El Sonido de las Grandes Bandas con la conducción del siempre recordado locutor Jorge Gutiérrez Zamora, posteriormente con su poeta al micrófono Manuel Guillén y por último con el jovial Luis Gerardo Zavala.

Muchas historias y personajes se entretejen alrededor de ese discurso único que sólo son capaces de formar la música y la letra de una canción, todas esas orquestas que en su mayoría contaron con vocalistas denominados del otro lado de la frontera como “crooners” y “sirenas”, que aún después de tantos años al escuchar uno de sus viejos discos nos recrean la atmósfera de aquellas pistas de baile que formaron una parte muy importante en nuestra cultura popular.

Ponemos a su consideración diversas grabaciones, muchas de ellas históricas, disfruten las que consideren de su interés.

Bailando el Charleston, comenzamos con un fox trot de la inspiración de Emilio D. Uranga y Raymond interpretado por Los Pilotos del Jazz en el año de 1925.


Whispering, uno de nuestros números favoritos con la orquesta de Paul Witheman esta composición de John Schonberger, en 1920 realizó su  primera versión para el sello Victor bajo el sistema de grabación acústico convirtiéndose de inmediato en un rotundo éxito, les presentamos su segunda interpretación también para la Victor pero en 1928 bajo el sistema de grabación eléctrico.


Adiós, linda morena, con la orquesta del propio autor el español Enric Madriguera y la voz del Ruiseñor yucateco Guty Cárdenas, con el paso del tiempo fue conocida únicamente bajo el título de Adiós. Les presentamos esta grabación de abril de 1931 registrada para el sello Columbia a ritmo de rumba.


Marie, una de las bellas interpretaciones que realizó Tommy Dorsey en su destacada carrera, lo escuchamos acompañado por uno de sus crooners Jack Leonard en esta grabación de 1937 a ritmo de fox trot para la composición del inolvidable Irving Berlin.


Heartaches, esta composición de Al Hoffman encontró sin duda su mejor versión con la orquesta de Ted Weems y el silbido de Elmo Tanner en la versión de 1938 para la marca Decca. Un fox trot con un toque de rumba.


Perfidia, la inolvidable composición del chiapaneco Alberto Domínguez alcanzó la cumbre internacional con la versión de Glenn Miller, les presentamos su versión realizada en 1941 en el Square Ballroom de San Diego, lo acompañan su sirena Paula Kelly y los Modernistas.


I've heard that song before, una composición de Jule Styne y Sammy Cahn, no hubo mejor versión que la de Harry James con su sirena Helen Forrest en el año de 1942 bajo el sello Columbia.


As de corazones, con su autor el talentoso director de orquesta Luis Arcaráz escuchemos una de sus grabaciones para el sello Peerless en 1944.


Mi dulce María, la Orquesta de Solistas de Agustín Lara nos deleita con esta joya de su discografía, un número compuesto entre 1946 y 1948, fijada en el sello RCA Victor.


Barco chiquito, un poco de humor con un fox trot corrido que Ernesto “El Pelón” Riestra compuso en la década de los cuarenta, en esa época nuestra madre recuerda que les enseñaban esta pieza en las escuelas, la versión que les presentamos indica como fecha de grabación 1955.


Dream, la inolvidable composición de Johnny Mercer que se escuchó gratamente en la película La francesita apasionada protagonizada por Fred Astaire y Leslie Caron ,participó también Ray Anthony con su orquesta y coros. Les ofrecemos la versión que apareció en un disco de 45 rpm de la marca Capitol en 1955 con Ray Anthony y los Skyliners.


Duerme, inmortal composición de Miguel Prado y Gabriel Luna de la Fuente, adquiere matices sublimes con la versión del Sr. Armonía Mario Ruiz Armengol grabada para la RCA Victor en 1956.


La chula linda, nacido en Matanzas, Cuba, Dámaso Pérez Prado cuya obra musical y corazón pertenecieron también a México, incluyó en uno de sus álbumes más emblemáticos para la RCA Victor este estupendo número de 1957.


Tea for two cha cha, a la muerte de Tommy Dorsey, el también trombonista Warren Covington estuvo al frente de su orquesta, uno de sus mejores discos publicado en 1958 incluye esta inmortal composición de Vincent Youmans originalmente escrita en 1925.


Las hojas muertas, Chuck Anderson fue arreglista y director de orquesta de altos vuelos, miembro en una época de la orquesta de Luis Arcaráz y al que la empresa CBS le debió el éxito de los baladistas que estuvieron bajo su dirección durante los años sesenta. Su versión a este clásico de la música popular realizado en 1962.


Softly, as in a morning sunrise, al clarinetista  Artie Shaw le fue requerida su presencia en los estudios de grabación de la Capitol después de un retiro temporal para realizar nuevas grabaciones de sus viejos éxitos de 1938 (RCA), pero ahora con sonido estéreo, para esto tuvieron que pasar tres décadas.


La Orquesta de Ingeniería, la serie de cápsulas radiofónicas Lo que el viento no se llevó, escritas y conducidas por el locutor Jorge Zúñiga dedica su evocación a esta gran orquesta.

martes, 6 de septiembre de 2011

THOSE WERE THE DAYS...


Nos complace enormemente compartir con ustedes las siguientes colaboraciones de entrañables amigos en aras de enriquecer la existencia de este espacio.

Mi deseo es que las líneas iniciales de mi participación en este fantástico lugar en donde podemos trasladarnos más allá de la música, sean de un profundo agradecimiento a una persona más o menos recién conocida y de manera bastante circunstancial pero que ya considero entre mis amigos: Alejandro Martínez Arreola, por abrirme las puertas para poder expresar algunas de mis ideas sobre estos temas apasionantes. El objetivo de mis escritos está relativamente explicado con el título elegido those were the days. Esto es, intentaré que en cada ocasión en que tenga la oportunidad de plasmar mis reflexiones, nos podamos remontar a aquellos días. Lo cual es posible con la ayuda no de una varita mágica sino con ese elemento infalible que es la música. Sabemos muy bien que con una canción o alguna melodía podemos viajar en el tiempo y en el espacio. Situarnos en un lugar en donde amamos o sufrimos, volver a ver a una persona con la que ya no tenemos contacto, reunirnos con los amigos de nuestra juventud, …

Esos fueron los días. Con estas palabras iniciamos nuestra remembranza. Es muy frecuente, además de esta frase, (que por cierto es el título de varias canciones, una de ellas muy famosa en las voces de Mary Hopkin y de Sandie Shaw, entre otras), existe otro refrán con casi la misma idea: todo tiempo pasado fue mejor; pensamiento con el que no estoy totalmente de acuerdo, aunque en mi interior siento que lo que yo viví durante los fabulosos años sesenta fue irrepetible e incomparable. Pienso que mucho de lo que da origen a esta idea es que la época dorada de nuestra juventud la ligamos con todo lo que nos hace recordarla. Por ello, la música de nuestra época estamos seguros que era mejor que la de otro tiempo, por supuesto porque ya no sólo es la música sino que viene acompañada de manera indisoluble con la añoranza de esos días. Mas si le preguntáramos a alguien que disfrutó su primer amor, o la compañía de sus adolescentes amigos durante los noventa, sin dudarlo opinaría que la mejor música fue la de esa década.



Para empezar con las remembranzas vale la pena que profundicemos un poco más con la canción a la que me referí. Su origen es ruso pero por allá por 1966 ó 1967 surge casi simultáneamente con letra inglesa en las voces de una joven que la esbelta modelo británica Twiggy recomienda a Paul McCartney, llamada Mary Hopkin, y la conocida en esa época como “la princesita descalza” Sandie Shaw, también inglesa.

Paul McCartney , todavía integrante de los Beatles, crea su propia empresa promotora de nuevos talentos, aprovechando la enorme fama que en esos días tenían los cuatro fabulosos de Liverpool convertidos en reyes Midas. Esto hace que Mary Hopkin y su versión de Those were the days fuera conocida en todos los rincones del mundo.


La canción era extraordinaria, con una letra nostálgica y un ritmo que parecía venir de una tribu gitana, conservando sus orígenes rusos. Por ello, otra joven y bella celebridad Sandie Shaw, la graba y compite con su compatriota Hopkin en el gusto del público. A decir verdad, a mí en lo personal me parece mejor la de Sandie. Esta talentosa interprete, además de su talento como cantante, se dio a conocer porque siempre actuaba descalza. De allí el apelativo de la princesita descalza. La carencia de calzado y lo corto de sus faldas hacía lucir sus hermosas piernas. Ella había surgido del Festival Eurovision con la canción Puppet on string.


En México también fueron grabadas varias versiones de esta canción, destacando la de los Rockin Devils y la voz de su vocalista femenina Blanquita Estrada. Este grupo célebre en la llamada época del go-go era procedente de Tijuana y llegó a ocupar un lugar preponderante en el gusto del público, sobre todo apoyado en un programa de televisión que los jóvenes no dejábamos de ver los viernes en la noche, me refiero a Premier Orfeón A Go-Go. También entre las diversas versiones de esa canción, una muy escuchada fue la de Ray Conniff y su orquesta.



Cabe la pregunta, ¿cómo era México y el mundo mismo en esos días? Seguramente muchos de los amables lectores no dejaran de sorprenderse, sonreír y dudar de que pudiéramos sobrevivir en un mundo tan diferente. La televisión aún era en blanco y negro, para cambiar de canal o subir el volumen nos teníamos que levantar pues no existía el control remoto. En el Distrito Federal sólo teníamos opción por cuatro canales: el dos, el cuatro, el cinco y el once. Aún recuerdo la expectación y el gusto que nos produjo el poder ver, con una señal bastante deficiente, el gol que le marcó Enrique Borja a Francia en el mundial de 1966. No podíamos creer que lo disfrutáramos en el “mismo momento” que estaba pasando en Inglaterra.





Esos fueros esos días ya tan lejanos. Los recuerdos se agolpan renacen en la memoria los sesentas. Ya continuaremos recordando otros días con la ayuda infalible de la música.

Érik Castañeda De Isla Puga.


*Para conocer más del autor pueden consultar la siguiente página de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.


Los invitamos a escuchar algunas versiones que van desde la primera en 1926 a las que la juventud consagró como sus favoritas cuatro décadas después y que se escucharon en la mayoría de las estaciones de radio de nuestro país.

Dorogoi dlinnoyu, en 1926 se fija en el surco del disco la primera versión de tan significativo tema en voz del cantante ruso Alexander Vertinsky. Música de Boris Fomin y lírica de Konstantin Podrevsky.


Those were the days, en la versión de Mary Hopkin.


Esos fueron los días, los Rockin Devils nos entregan la versión en español más popular para este número.


Le temps des fleurs, la versión en francés corrió a cargo de la triunfadora Dalida.


Quelli erano giorni, a la siempre recordada Gigliola Cinquetti le correspondió el éxito en el idioma italiano.


Those were the days, no hubo éxito para el que Ray Coniff no hiciera su versión.


Those were the days, disfrutemos de la interpretación de Sandie Shaw.


Those were the days, presentado en la radio como el moderno juglar de la corte inglesa Engelbert Humperdinck cierra el desfile de versiones.



Algunos, quizá muy pocos, tal vez ninguno, recuerdan el programa radiofónico “Club Familiar” a través de las siglas XEX conducido por Daniel Pérez Arcaraz y Pedro Ferriz a finales de los años 40’s, pero seguramente todos conocen su formato en televisión bajo el nombre de “Club del Hogar” proyectado por el Canal 4 desde un estudio ubicado en el edificio de la Lotería Nacional a comienzos de los años cincuenta. Cuando se incorpora a principios de esa década Francisco Fuentes “Madaleno” el éxito acompañó por muchísimos años a tan recordada emisión televisiva.

Los dejamos con la colaboración de dos apasionados de la radio, Sergio al que pueden seguir en su Checoblog y Alfredo (Radióvoro) al que pueden visitar en su canal de youtube y escucharlo en su programa “Salón de la Fama” a través de Radio Vibraciones del Rock que dirige Humberto Cantú.

Nombre: El Túnel del Tiempo, Episodio 1 "Club del Hogar".
Guión, Controles y Audio: Sergio Darren (Checoblog).
Narración: Alfredo Colbert (Radióvoro).
Una producción para: Música Sin Final.